El casino de la localidad francesa de Dieppe, en la costa del Alabastro de Normandía, acoge el 14 festival internacional de ajedrez que se prolonga desde el pasado 25 de agosto hasta el sábado 1 de septiembre de 2018. Tan solo 16 kilómetros la separan de la costa inglesa existiendo ferries que la unen diariamente con Newhaven.
Se trata de una competición abierta a todos, desde cuatro grandes maestros, nueve maestros internacionales a meros aficionados componiendo un total de 430 jugadores de quince nacionalidades diferentes, la mayor de la historia del torneo. Se dividen en diferentes categorías según la edad. Entre ellos se encuentran dos autistas, con síndrome de Asperger, siendo uno, Medhi Assamquien colabora como animador con el club local de ajedrez: “Cuando practico ajedrez, tengo a alguien delante de mí y debo ponerme en contacto con ella” afirma.
No es la primera vez que el club se preocupa por los que padecen el Trastorno del Espectro Autista (TEA), ya que meses atrás propuso un torneo al respecto y en el club han organizado varias conferencias públicas al respecto.
El ajedrez es una herramienta terapéutica que requiere memoria, reflexión, estrategia y creatividad. En autistas, este juego estimula el desarrollo social, emocional y cognitivo. Hay que recordar que el tablero tiene unas normas muy claras, además de ser un juego individual y sin contacto físico por lo que es compatible con los síntomas del autismo.
De hecho, hay varios estudios al respecto. Hay diferentes niños que se han integrado en escuelas de ajedrez, según sus responsables estos pequeños “lo único que necesitan es una atención individual con unas explicaciones claras y simples”.
El maestro internacional y campeón australiano en 1992, Alexander Wohl, ha entrenado a niños con autismo, “a los autistas se les puede comunicar perfectamente, tan solo hay que explicarles las cosas de manera diferente”.