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Argentina.- Ajedrez escolar y formación docente

El desarrollo del ajedrez escolar en la Argentina es cada vez más fuerte. Distintas iniciativas y planes se suceden con sensible heterogeneidad. Al tiempo que los planes pilotos y las experiencias continuadas se desarrollan, aparecen las actividades competitivas y la selección de los mejores impregnando el deporte escolar de valores de mercado. La formación docente de los docentes de ajedrez constituye un capítulo ausente de la mayoría de las propuestas.

Introducción

    A casi treinta años de un nuevo desarrollo del ajedrez en las escuelas, etapa que impulsaron las nuevas autoridades democráticas de la Federación Argentina de Ajedrez desde fines de 1983, acompañando los vientos de libertad de la sociedad argentina, se hace necesario realizar un análisis retrospectivo de distintas experiencias formuladas en la geografía argentina.

    En 1984, se desarrolló en diecisiete provincias un programa piloto nacional en distintas provincias argentinas y que estuvo coordinado por el maestro internacional Juan Carlos Hase de la Federación Argentina de Ajedrez desarrollándose por espacio de tres meses: septiembre, octubre y noviembre de ese año. La iniciativa resulto relevante y superadora de otras experiencias anteriores que ya existían en el país. Fruto de esas actividades, en algunas provincias nacieron programas de enseñanza del ajedrez en las escuelas (Santa Fe, Santa Cruz, etc.) con resultados disímiles.

    Durante años los ajedrecistas se permitieron soñar sobre la tan ansiada presencia del ajedrez en las escuelas. Desde 1984, con el advenimiento de la democracia en Argentina, se hizo más comprensible con sucesivas experiencias nacionales y provinciales a lo largo del país, que el ajedrez y su enseñanza podía ser un elemento beneficioso en las aulas enseñando a los estudiantes a pensar por sí mismo.

    En San Luis, Argentina, se fomentaron distintas iniciativas que nacieron en el ajedrez federado, aunque quienes las impulsábamos creíamos que las actividades impulsadas podían crecer a la luz de los educadores y que eran ellas quienes debían darle la particular implementación en las escuelas, contando inicialmente con los ajedrecistas. La presencia del juego en las escuelas debía seguir su propia impronta dentro del terreno educativo, de la inclusión y lo lúdico, alejada de la estructura del deporte de producción de resultados, del deporte de federaciones.

    Luego del Mundial de Ajedrez San Luis en 2005 la posibilidad de implementar la enseñanza del ajedrez con fines educativos o como herramienta pedagógica se hizo más firme. El 17 de junio del 2006, merced al impulso de la Universidad de La Punta (ULP) los primeros docentes de ajedrez comenzaron a actuar en las escuelas de San Luis, mediante una iniciativa llamada “Ajedrez Escolar Inicial”. El programa crecería todos los años con recursos humanos escasamente capacitados. Aficionados con distintos conocimientos y preparación en ajedrez eran tomados para actuar en las escuelas. A las actividades escolares se sumaron luego otras como la Escuela de Talentos, los torneos escolares, intercolegiales, etc. dando un tinte más competitivo al ajedrez escolar.

Ajedrez y literatura

    La literatura vigente cada vez con mayor precisión ha comenzado a discutir y hablar de los enormes beneficios del ajedrez en las escuelas en cuanto a su valor educativo del ajedrez que radica en la estimulación de elementos positivos como el pensamiento lógico, memoria, imaginación, tenacidad, precisión, investigación de la mejor solución, voluntad, concentración, discernimiento y autocrítica. Es relevante para los estudiantes cuando aprenden la aceptación de las reglas para un juego, el ponderar diversos factores antes de tomar una decisión aprendiendo a elegir, para luego, tener la oportunidad y obligación de defender y evaluar la elección.

    Se afirma que el ajedrez en las escuelas tiene múltiples elementos positivos. Una investigación de dos años llevada a cabo en EE.UU. por el Dr. Stuart Marguilies permitió conocer que el ajedrez mejora el aprendizaje de la lectura y los resultados de las pruebas de rendimiento en las escuelas primarias. Otro estudio realizado por el profesor y maestro de ajedrez Peter Dauvergne, determino que jugar al ajedrez podría elevar las puntuaciones del Coeficiente Intelectual, fortalecer las habilidades para resolver problemas, mejorar la memoria y fomentar el pensamiento creativo.

    También durante el desarrollo del Programa de Ajedrez Escolar Inicial (AEI) en la provincia de San Luis, Argentina en el 2011 se realizo una indagación sobre la participación de los estudiantes en las clases de ajedrez en una escuela rural en un colectivo conformado por diferentes grupos de estudiantes sobre la forma de participación en las clases, las actividades desarrolladas, las interacciones entre alumnos, entre alumnos y profesor, la participación verbal, la participación gestual y las actividades de participación. El estudio demostró que la promoción de la participación en las clases favorece los aprendizajes significativos y la sociabilidad de los estudiantes.

    Por otro lado, Malcolm Pein, director ejecutivo de Ajedrez en las Escuelas y Comunidades (programa del Reino Unido) dice que hay muchas razones por las que el ajedrez tiene un impacto positivo en los niños de la escuela primaria.

    Las experiencias en mayor o menor medida estuvieron apoyadas por los sectores educativos estatales de cada provincia, buscando maximizar los esfuerzos en busca de la inserción de la enseñanza del ajedrez en las escuelas. Así es surgieron planes de enseñanza, luego de la experiencia piloto nacional, en Santa Cruz y Santa Fe, por ejemplo.

    En esos años, la discusión entre ajedrecistas y educadores era como formular una capacitación adecuada y posible para ambos colectivos: los ajedrecistas debían aprender pedagógica, currículo, psicología educativa y práctica docente entre otras materias y los educadores debían conocer los elementos básicos del ajedrez y relacionarlos con el currículo escolar.

    La ausencia de una verdadera capacitación docente, de indagaciones en las aulas, eventos en donde se pusiera en debate las prácticas realizadas, de publicaciones que pusieran el análisis el hecho escolar ajedrecístico fue una de las debilidades percibidas de las distintas experiencias. Los planes deberían reunir a los mejores recursos humanos calificados, contar con evaluaciones no solo cuantitativas, sino cualitativas y en proceso y separar la creciente politización de sus actividades y formas de desarrollarse en beneficio de su crecimiento integral y el desarrollo de sus recursos de manera armónica.

El aula, el laboratorio

    Se entiende que los mejores procedimientos técnicos para llevar el ajedrez a las escuelas son aquellos que promueven el desplazamiento del protagonismo del docente, en beneficio del ejercicio pleno de las potencialidades de los estudiantes, tanto en sus posibilidades grupales e individuales.

    Con las propuestas de capacitación y actualización planteadas en distintas épocas, se pretendía que el docente de ajedrez estuviera en condiciones de desempeñar con calidad su práctica áulica. Se solicitaba en distintas experiencias como requisitos ser docente o haber desarrollado tareas en éste ámbito, ser ajedrecistas y aficionados a este deporte o ser profesores de ajedrez en clubes y/o escuelas.

    Si bien las iniciativas de la presencia del juego en las aulas casi siempre ha partido del ajedrez organizado hacia sectores educativos, la comunidad ajedrecística ha entendido que para profundizar su inserción es necesario pensar y desarrollar programas que el sector educativo haga suyo con fuerte actualización y formación de los recursos humanos y apoyo logístico y financiero para lograr su implementación.

    A esta altura de las experiencias, está claro que la presencia del ajedrez en las escuelas con fines educativos-no competitivos es beneficiosa para todos los escolares. El conocimiento del curriculum escolar, una sólida formación docente y los conocimientos ajedrecísticos haría del docente de ajedrez un buen educador.

    Sin embargo, con la realización de las distintas propuestas también se han incorporado a su desarrollo, otras que tienen gran parentesco con el deporte federado o de competencia. El ajedrez escolar, en mayor o menor medida se ha impregnado de actividades y valores que tiene su génesis en el deporte federado. La propia Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) tiene una comisión de ajedrez en las escuelas.

    Hace ya muchos años señale las diferencias que existen entre el ajedrez escolar y el ajedrez de los clubes diciendo que:

    “Es importante consignar las diferencias que existen entre el ajedrez escolar y el de los clubes que integran el juego ciencia federado. Cuando se enseña ajedrez en las escuelas debería ponerse énfasis no tanto en los que más se destacan, sino en los que tienen dificultades, porque estas son las mismas que demuestran en el estudio. Al trabajar en resolverlas jugando se apunta con eficacia a superarlas en las materias curriculares. ….Muchas veces la idea de «no inteligencia suficiente» inhibe para jugar al ajedrez. Es cierto que la inteligencia es una capacidad que se ejercita con el juego, pero también la memoria. Pero no son suficientes. Se necesitan además constancia y capacidad atencional”. (Quiroga, 1998)

    En muchos casos, una de las valoraciones del éxito de un plan o programa está determinada por la “actuación y producción deportiva” de los escolares del programa y no por la coherencia y desarrollo de la propuesta educativa, ni por la capacidad y formación docente, ni por las propuestas de actualización, ni por la cantidad de escuelas participantes, ni por la calidad y cantidad de sus estímulos, ni por la contribución de los docentes implicados con el conocimiento en la materia. Es tan importante contar con docentes indagadores que escriban y reescriban sus experiencias, que examinen sus propias practicas. Tan relevante es y escasa importancia tiene en la implementación de estas iniciativas.

    En otras palabras, los “pequeños campeones” o el mejor equipo que logran éxitos deportivos se constituyen en indicadores de éxito de la propuesta llevada a las escuelas.

    La práctica de un deporte meritocrático impregnado de valores e ideología del llamado “deporte competitivo o de elite” en el ámbito escolar con la aparición de diversos concursos y competencias locales, provinciales y nacionales da cuenta de procesos de selección, “entrenamiento” y producción de resultados que están vigentes en estas experiencias en el seno de las escuelas. Constituyen una seria bifurcación a los senderos originales que asumió la cultura del ajedrez escolar argentina en la democracia y con la realización de diversas competencias adentro de las escuelas, no están claros sus valores educativos, cuando las escuelas debieran incentivar el compartir y la participación de todos. Igual lógica siguen todas las pruebas primarias, secundarias, los torneos escolares y los mismos intercolegiales, donde se compite con parámetros similares al deporte competitivo.

    Los torneos de nivel primario escolar se ha constituido en otra prueba que como los intercolegiales proponen la competencia y la evaluación de los productos sobre los procesos. El propio Programa Nacional de Ajedrez del Ministerio de Educación de la Nación ha decidido en el 2013 que la formación de equipos para los certámenes de nivel secundario se realice a través de Centros de Estudiantes. Además, la mayoría de las provincias participaron y participaran en el Torneo Nacional Femenino y en el Torneo Nacional de Resolución de Problemas, en Misiones. Una buena iniciativa misionera es el Torneo Nacional de Resolución de Problemas. Si bien, el despliegue de un jugador cuando disputa una partida está en todo momento resolviendo los problemas que el juego le plantea, el concurso de resolución de problemas plantea una actividad reflexiva sin eliminar directamente a otro participante.

    Todos estos torneos y actividades competitivas promueven la competencia en la escuela en lugar de la participación. Con esta forma de actuar de los promotores provinciales del denominado ajedrez escolar, el espejo del deporte-federado competitivo aparece adentro de las escuelas haciendo más real y urgente la pregunta que se formularon en el 2004 Aisenstein y Perczyk sobre “el deporte en la escuela, ¿compartir o competir?”

    ¿Qué desafíos tiene la escuela del siglo XXI sobre el valor compartir que une y suma voluntades por sobre la competencia que divide a los participantes en ganadores y perdedores?

    La inestable presencia del ajedrez en las aulas da cuenta de la falta y limitaciones de la formación docente de los recursos humanos, la falta de experiencia de los planteles educativos estatales, la falta de investigaciones que expongan el mejoramiento en los aprendizajes y la percepción de sus elementos benéficos en la vida escolar, y en algunos casos, la ausencia o débil formación universitaria de los promotores de estas iniciativas en las provincias. Por otro lado, esta presencia con su bagaje de competencias que encima se toman para evaluar los “impactos” de la enseñanza del ajedrez en las escuelas constituye un elemento regresivo. En algunos casos, se habla de cantidad de escuelas, pero no se señala nada de la cantidad de

Ajedrez y Formación Docente

    Hemos sugerido en distintas oportunidades “la implementación de un diseño curricular que, incluya, dos tipos de saberes complementarios y mutuamente implicados en la Formación Inicial de los futuros docentes. Un saber disciplinar, que refiere al juego, a la recreación y al ajedrez en tanto saber conceptual, procedimental y actitudinal constituido por las teorías y prácticas construidas con relación al problema lúdico, el tablero y las piezas, el cuerpo y el movimiento humano, a los fines y valores que orientan su elaboración en nuestra sociedad y cultura, y a las formas de construir el conocimiento en la disciplina y un saber pedagógico que permite contextualizar las prácticas docentes como prácticas sociales y que incluye un saber sobre la enseñanza y el aprendizaje de los juegos, el ajedrez y la recreación. La propuesta se orienta a la formación de actores educativos con capacidad para desarrollar la enseñanza de contenidos de la disciplina, y pensar modelos alternativos, formular proyectos pedagógicos (curriculares e institucionales) en el área de juegos y recreación, el uso adecuado y crítico de la tecnología y con una permanente actitud indagadora y reflexiva sobre su práctica profesional” (Quiroga, 2012)

Perfil Profesional

    El educador de ajedrez debería tener los siguientes rasgos: conocer la materia que enseña, una actitud de permanente actualización y perfeccionamiento en el campo científico, humanístico, didáctico, tecnológico y técnico, identidad profesional que le permita la adaptación y respuesta a situaciones múltiples, variables y cambiantes y formación docente en ajedrez profundizando en las temáticas de juegos, ajedrez, tecnología y la recreación para los distintos niveles (Quiroga, 2012)

    Está claro que la formación docente constituye un capítulo ausente de las diversas iniciativas y la plena incorporación del docente especial de ajedrez al sistema educativo constituye todo un desafío. No puede pretenderse una educación de calidad, sin una variedad de estímulos en la enseñanza, sin tecnología en las aulas y sin una adecuada formación docente que además tenga actualización y perfeccionamiento rentado permanente.

    Se hace necesario un terreno crítico para desarrollar procesos alternativos de cambio en los promotores de estas iniciativas y los organismos que las apoyan, para poder emprender acciones orientadas a la innovación y transformación en las prácticas. Reflexionar y repensar sobre la complejidad en la comprensión de los procesos, educativos, de la diversidad en las prácticas puede implicar poder reconocer el nacimiento de otras formas de conocer, quizá mejores, quizá no, pero distintas.

Bibliografía

Fuente: efdeportes

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