El ruso Anatoli Karpov, una leyenda viva del ajedrez internacional, es la estrella del Festival Internacional Vila de Platja d’Aro.
El ruso Anatoli Karpov, una leyenda viva del ajedrez internacional, es la estrella del Festival Internacional Vila de Platja d’Aro, que se celebra esta semana en este municipio turístico de la Costa Brava.
Karpov, que se proclamó campeón del mundo en 1975 al renunciar el estadounidense Bobby Fischer a defender su título, perdió el suyo una década después tras varios duelos con su compatriota Garri Kasparov en los años 80, y ahora participa precisamente en la categoría de ‘Leyendas’ del torneo.
Ahora, este diputado ruso, según figura en el protocolo de la organización, se mide al calor del Mediterráneo a otras figuras del ajedrez como Ljubomir Ljubojevic, Rafael Vaganian u Oleg Romanishin.
La estrella es de todos modos Anatoli Karpov, cuyo enfrentamiento con Kasparov en el Campeonato Mundial de Ajedrez en Sevilla en 1987 llegó a ser retransmitido en directo en España por televisión.
Aunque reacio a los focos, Karpov parece envuelto de un aura especial entre los más de 125 participantes de este festival internacional.
Quince nacionalidades están presentes en Castell-Platja d’Aro con un 40 por ciento de incremento en la lista de inscritos respecto al año pasado.
El prestigio que ha alcanzado esta cita en sus últimas ediciones ha llevado a que las partidas sean retransmitidas en directo a India y Rusia.
La competición incluye el torneo de Leyendas, homologado por la Federación Internacional de Ajedrez, además de dos Abiertos y un campeonato para jóvenes jugadores de hasta doce años.
La cita, que arrancó el día de San Juan, festivo en Cataluña, y concluirá el 1 de julio, reúne cada día de 15:00 a 21:30 horas en la Sala Niebla del Hotel Aromar a esas grandes figuras presentes en la memoria colectiva de quienes recuerdan el ajedrez de las décadas de los 70 y 80.
Las partidas se juegan a ritmo rápido de 25 minutos más diez segundos de incremento por cada jugada y al de relámpago, de sólo cinco minutos y tres segundos de añadido.
Karpov ya sólo compite en esas dos modalidades mientras ejerce de político y viaja por el mundo para abrir escuelas de ajedrez que llevan su nombre, una de ellas en Castell-Platja d’Aro.
Alumnos de esos centros en Rusia compiten en la categoría de menores de doce años, denominada Copa Internacional Anatoli Karpov, y los ganadores podrán competir con todos los gastos pagados en el Campeonato del Mundo para estas edades que se disputará en Bielorrusia en agosto.
La pedagogía que transmite este campeón mundial a lo largo de dieciséis años y que recoge el torneo es la de que el ajedrez ayuda al desarrollo escolar con influencia en materias como las matemáticas sin olvidar valores como la paciencia, el silencio, la concentración o la empatía.
La Universidad de Girona ha abanderado esta corriente y confirma sus beneficios y en la provincia se ha introducido este juego en las prisiones como programa voluntario para los internos.
Estos días, los aficionados tienen por lo tanto la oportunidad de acercarse a conocer en directo a uno de los mitos del ajedrez en activo y comprobar que sus habilidades siguen ahí más de treinta años después de aquellas retransmisiones por televisión.