En la maravillosa playa de El Sardinero, con la arena como piso, comenzó a despuntar jugando en el Casablanca campeonatos infantiles. Después, pasó al Eclipse y, finalmente, al Perines, club que recibió cuarenta pares de botas del Racing de Santander, el equipo de su vida. Quique Setién (27 de septiembre de 1958) fue uno de los mayores talentos nacionales de los ochenta y noventa. El santanderino endulzó su retirada con siete brillantes años en la selección española de fútbol playa, y en el siglo XXI ha continuado su carrera desde los banquillos: Racing, Poli Ejido, Logroñés Lugo y desde el pasado mes de octubre Las Palmas, rival del Real Madrid mañana en el estadio de Gran Canaria (20.30 horas, Canal+ Partidazo).
-¿Cómo le va en la isla?
-Estoy muy feliz. La gente ha aceptado con agrado la propuesta de fútbol que estamos llevando a cabo y me siento querido y valorado.
-Tienen la permanencia en su mano…
-Estamos en una buena racha. Si logramos tres victorias más creo que nos salvaremos, pero no nos vamos a confiar
-¿Nauzet y Araujo estarán ante el Madrid?
-Ya lo veremos. Yo no estoy dentro de sus cabezas, pero creo que han hecho una reflexión profunda y saben que se han equivocado. El tema (fueron multados y apartados del equipo por un altercado nocturno) está zanjado, pero ahora tienen que trabajar y esperar su oportunidad.
«Nuestro estilo se asemeja al del Barcelona, que es el equipo que mejor juega y mejores resultados obtiene»
-¿Le tiene preparado algo especial al Real Madrid?
-Jugaremos como siempre. Nosotros queremos tener el balón y que el rival corra tras él. Nos gusta asumir riesgos, tener paciencia, buscar la progresión acumulando gente e intentar evitar dar balonazos. Jugar en largo es una opción, pero no un recurso permanente. Nuestro estilo, con las lógicas diferencias, se asemeja al del Barça, que es el equipo que mejor juega y mejores resultados obtiene.
-¿Cómo parará a Bale y Cristiano?
-El objetivo es mantener el equilibrio para tener consistencia en ataque y en defensa. Mis jugadores saben que cuando te mides a futbolistas del perfil de Bale y de Cristiano tienen que acentuar el nivel de atención, hacer muchas más ayudas y leer bien su juego y sus desmarques. Todos saben como juegan Bale y Cristiano, pero es imposible pararlos. Tienes que tener un poco de suerte y que ese día no tengan su mejor versión, porque la realidad es que juegas sometido a estos jugadores tan buenos.
-Es un gran amante del ajedrez. ¿En qué le ayuda para su profesión?
-Jugar al ajedrez me ha dado una capacidad para analizar y entender el fútbol que quizás no tenía antes. El tratar de ver lo que va a suceder dentro un rato, y no cómo está el tablero en ese momento. El ajedrez me ayuda a tomar mejores decisiones y a estudiar desde muchos puntos de vista los partidos y rivales.
-Incluso puede presumir de haberse enfrentado a Karpov y Kasparov…
-Sí. Fue emocionante, una experiencia extraordinaria jugar contra ellos.
«Hoy hay demasiado ruido alrededor del fútbol. Se echa de menos el aspecto lúdico y de espectáctulo»
-¿Qué es lo que más le llama la atención si compara su época de futbolista y la de hoy?
-Hay demasiado ruido alrededor del fútbol. Desde fuera, se ve distorsionado por todo el dinero que mueve. El aspecto mediático, la publicidad, la repercusión que tiene todo lo que envuelve al fútbol distorsiona un poco lo que es el fútbol propiamente. Se echa de menos ese aspecto lúdico y de espectáculo. Parece que importan más otras cosas antes de lo que es estrictamente el fútbol.
-Usted vino a Las Palmas a relevar a Paco Herrera en la ¡jornada ocho! ¿Se tiene poca paciencia con los entrenadores?
-Antes se aguantaban más a los entrenadores, pero si aceptas vivir esta vida es porque sabes de sobra las reglas de juego que hay hoy. Y si no las entiendes, lo mejor es que te dediques a otra cosa.
-¿Se arrepiente de su breve paso por el banquillo de Guinea Ecuatorial?
-Fue un momento puntual al que no le doy ninguna trascendencia en mi vida. Yo nunca firmé un contrato. Estuve allí en dos periodos de diez días porque me pidieron sustituir al seleccionador brasileño que dimitió de manera inesperada, pero la realidad es que nunca me hicieron caso. Me dejaron en un hotel y no me pareció correcto cómo actuaron. Además, la forma de ser de los dirigentes del país no iba con mi manera de entender la vida, pero no me arrepiento. Fue una experiencia válida para conocer aquel país y a su gente.
Fuente: abc
