MN Pedro García Toledo
(Lima, 19.05.2023)
Aunque las máquinas resultan poderosas, he observado que algunas veces se equivocan radicalmente. Pueden cambiar de valoración de una movida a la siguiente, de manera extremista. Veamos un caso:
Stockfish, en la partida Aronian-Gujrathi 2020, da igualdad [0.00] en la jugada 47° de las blancas; pero en la inmediata movida, la 47° de las negras (jugada que la misma máquina sugirió), cambia brutalmente de valoración y da por ganada la partida a las blancas con [+10.86].
46…Bc2?
Las negras disponían de 46…Qg5+. De este modo, se libraban del yugo de defender el mate en g7 y lograban tablas, gracias al final de alfiles de distinto color.
47.b4!!…
Una jugada extraordinaria que logra un peón pasado decisivo.
47…axb3
El programa Stockfish da igualdad en esta posición [0.00], pero está errado por completo.
48.Bb2!…
Y el alfil negro queda atrapado sin poderse liberar, mientras que la dama negra está esclavizada a la defensa del mate en g7. De este modo, el peón a3 marchará a la coronación sin oposición.
48…h5 49.g5 h4 50.a4 Kg8 51.a5 Kh7 52.a6 Bd1 53.Kxd1 d2 54.Qxg7+ Qxg7 55.Bxg7 Kxg7 56.Kxd2 1-0
Una brillante concepción del GM Levon Aronian. Una vez, Viswanathan Anand dijo: “La máquina no sabe nada de ajedrez”.