por Federico Marín Bellón
Julio Granda, de 49 años, roza los 2700 puntos Elo, límite que para algunos marca la diferencia entre pertenecer o no a la élite del ajedrez. Es su mejor clasificación histórica. El caso del gran maestro peruano, un gran talento natural del que hemos hablado otras veces por aquí, es casi milagroso. Algunos genios del tablero lograron postergar el declive y se mantuvieron en gran forma a los cuarenta, a los cincuenta e incluso después de los sesenta. En esta otra entrada discutíamos cuándo se es viejo para jugar al ajedrez. Pero que tu mejor nivel llegue a esas edades parece cosa del diablo.
Julio Granda arrasó hace poco en el V abierto internacional de Llucmajor (Mallorca), que ganó con 8 puntos y medio en 9 rondas. Subió 13 puntos Elo, con lo que se ha situado en la caprichosa cifra de 2699, que también y tan bien conoce Paco Vallejo. La evolución del Elo del peruano va contra todas las leyes de la lógica y de la naturaleza. Si fuera otro, incluso resultaría sospechoso. Lo cierto es que Granda juega un ajedrez profundo, que escapa a las modas de las aperturas, y su comprensión de las leyes de Caissa es excepcional.
Granda tiene otro mérito añadido. Se retiró de la alta competición ¡el siglo pasado!, en 1998. Volvió en 2002 y cuatro años después se trasladó con su familia a España (desde 2008 se ha estabilizado en Salamanca, ciudad en la que también ha residido durante años Topalov), descontento con la falta de apoyo del Gobierno peruano. Se vino con «el deseo de competir de una manera más estable en un medio exigente como el europeo y tratar de demostrar que aún podía seguir ganando torneos». Vaya si lo hizo. De entrada, se proclamó tres años seguidos campeón panamericano, pese a lo cual las autoridades deportivas de su país lo han seguido ninguneando.
Sería injusto no incluir aquí a Vishy Anand, que con 46 años es el 11 del mundo (2770 puntos), o a Boris Gelfand, que con 47 es el 24 (2733). Con los mismos años,Vasilly Ivanchuk es el 39 (2710). Granda, nacido el 25 de febrero de 1967, es el 43 del mundo.
Otros casos ilustres son los de Enrico Paoli (1908-2005), que como recordaban en ChessBase hace tiempo fue el nonagenario en activo más fuerte del mundo. Comenzó a jugar torneos a los 27 años y ganó su último campeonato de Italia a los 60. Viktor Korchnoi, nacido en 1931, también sigue siendo un ejemplo para todos.
Emanuel Lasker retuvo el título de campeón del mundo hasta los 53 años, aunque en 1921 las exigencias eran muy distintas a las actuales. Y luego tenemos Garry Kasparov, por supuesto, que acaba de demostrar a los 53 años que, como mínimo en partidas rápidas, está al mismo nivel que los mejores del mundo.
La fotografía de arriba fue tomada por la agencia Efe en Quito, hace un par de años
Fuente: abc