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¿Puede realmente el Test de Turing distinguir un robot de un humano?

¿Es un robot o una mujer?

El británico Alan Turing, padre de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna, hizo muchas predicciones sobre inteligencia artificial.

Uno de sus augurios menos conocidos tiene que ver con un temor latente y cada vez más presente: ¿cuándo dominarán las máquinas a la humanidad?

«En algún momento… cabe esperar que las máquinas tomen el control”, escribió Turing en 1951.

Curiosamente, cuando escribía el famoso ensayo Computing Machinery and Intelligence (Maquinaria de computación e inteligencia) mientras trabajaba en la Universidad de Mánchester, Reino Unido, sintió cierto placer con ese panorama del futuro.

Según cuentan sus colaboradores, sonreía al leer los capítulos dedicados al tema en voz alta.

En todo caso, su visión ha influido en la manera en la que vemos la inteligencia artificial.

Y es que su propuesta, el Test de Turing, prueba la habilidad de una máquina de exhibir un comportamiento inteligente similar o indistinguible del de un humano.

Qué mide la prueba

Según su propuesta, si una máquina con inteligencia artificial puede engañar a la gente durante una conversación y hacerla creer que es un humano, entonces se habrá alcanzado un hito.

Más aún, la Prueba de Turing ha sido la referencia más común para la cultura popular a la hora de representar robots.

Quizás la más notable de estas recreaciones sea la escena inicial de la película de ciencia ficción «Blade Runner«, del director británico Ridley Scott.

En ella un personaje es sometido a una suerte de polígrafo para determinar si es un «replicante» (un ser artificial) o un humano.

Sin embargo, generalmente estas representaciones ficticias malinterpretan la Prueba de Turing, transformando este instrumento en un detector de robots.

En realidad, la Prueba de Turing original no fue desarrollada con ese fin, sino más bien para decidir si una máquina podía ser considerada pensante de manera indistinguible para las personas, lo cual dependía del tipo de preguntas que se le hicieran.

Por lo tanto, la prueba deja fuera muchos elementos, y esa es una de las razones por las que algunos investigadores han desarrollado variantes de esta prueba, enfocadas en otras aspectos distintos a una conversación.

Jugar con Turing

Y es que, Superar el poder del conocimiento humano es más sofisticado que hacer cálculos.

Turing pensó que el ajedrez podía ser un buen punto de partida, dado que está basado en el pensamiento estratégico.

Después que la supercomputadora Deep Blue venciera al campeón Mundial de Ajedrez, el ruso Garri Kasparov, en 1997, quedó demostrado que habíamos cruzado este umbral hacia la inteligencia artificial.

Ahora tenemos algoritmos con los que competimos en juegos en los que hay que fingir o aparentar, como el póquer, aunque terminen siendo actividades menos psicológicas y más de dominio de matemáticas puras y duras.

¿Y qué hay de algo más creativo e inefable, como la música? Las máquinas nos pueden engañar aquí también.

Hay una computadora compositora llamada Iamus, la cual produce piezas lo suficientemente sofisticadas como para llamar la atención de los músicos profesionales.

El desarrollador de Iamus Francisco Vico, de la Universidad de Málaga, y sus colegas llevaron a cabo una suerte de Prueba de Turing a 250 personas –la mitad músicos profesionales- pidiéndoles que escucharan una composición de la computadora y una de un género similar creada por un humano.

Luego les preguntaban cuál pieza pertenecía a la computadora y cuál al músico.

«La composición de Iamus generó los mismos sentimientos y emociones que la desarrollada por el humano, y los participantes de la prueba no pudieron diferenciar quién era el autor», dijo Vico.

«Los resultados serían iguales si hubiésemos lanzado una moneda al aire», concluyó.

Algunos dicen que la computadora poeta también pasó la prueba, aun cuando uno pueda pensar que esto tiene que ver más con el discernimiento de los jueces que evalúa la prueba.

Por ejemplo, ¿qué opinarías del siguiente verso?

Tú eres una arquitectura de diamante con olor dulce.

La Prueba de Turing táctil

Turing señaló que si alguna vez pudiera replicarse perfectamente la piel humana, no habría razón para tratar de hacer una máquina más humana dándole una piel artificial.

Sin embargo, el robot Ava de la película de ciencia ficción Ex Machina, escrita y dirigida por el británico Alex Garland, lo encuentra completamente justificable al tratar de pasar inadvertido como cualquier otro humano en la sociedad.

Nuestra motivación actual es un poco distinta: sabemos que las prótesis en extremidades pueden disminuir el impacto psicológico y emocional de las personas que debe utilizarlas.

En este sentido, el ingeniero mecánico John-John Cabibihan, de la Universidad de Qatar, y sus compañeros de investigación crearon un material que luce y se siente igual que la piel humana.

A principios de este año él y sus colegas anunciaron la creación de un polímero de silicona suave que, calentado a las temperaturas del cuerpo humano a través de dispositivos electrónicos, se asemeja mucho a piel de verdad.

Para comprobar esta característica crearon una mano artificial revistiendo la estructura ósea, hecha de resina e impresa en 3D, con esta piel artificial.

Luego comenzaron a tocar los antebrazos de personas manteniendo la mano oculta. Nadie pudo diferenciar cuando eran tocados por la mano artificial o por la mano real.

Debate moral

Ava puede que esté complacida, pero algunos investigadores consideran que hay razones éticas que obligan a dejar en claro en todo momento quién es humano y cuál es el robot.

El científico Stuart Geman, de la Universidad Brown, en Rhode Island, y su equipo en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, recientemente describieron una “Prueba de Turing visual” para que sistemas de computación puedan extraer relaciones con significado de una escena, más allá de describir los objetos que ven.

Esta capacidad se está convirtiendo en una característica relevante para los sistemas de vigilancia y los sensores biométricos.

Por ejemplo, si la computadora observa una escena en la calle, ¿puede responder estas preguntas?: ¿está la persona 1 caminando sobre la acera? ¿La persona 2 está interactuando con algún objeto? ¿Están la persona 2 y 3 hablando?

Lo que viene

Lo más probable es que en el futuro la Prueba de Turing se encuentre en internet.

De hecho, jugadores online a menudo tienen la sensación de que compiten contra robots apostadores, aunque muchas personas prefieran que sea así, por cuanto es menos probable que hagan trampa.

Sin ir más lejos, en estos momentos te puedes encontrar chateando con robots cuando haces un pedido en internet, dado que algunos son utilizados para supervisar el sistema y son soluciones baratas para lidiar con solicitudes rutinarias.

Algunos pueden estar en el chat solo para hacer compañía, una función que hace anticipar un mercado enorme en el futuro, tal como brillantemente lo presenta la película Her, de Spike Jonze, estrenada hace dos años.

El año pasado un algoritmo desarrollado por un equipo ruso de científicos en computación persuadió a una de tres personas en un equipo de jurados, que era un niño de 13 años ucraniano llamado Eugene Goostman.

Para ello utilizaron fragmentos de chats on line.

Algunos críticos sugieren que, sin quitar méritos a los niños ucranianos de 13 años, este experimento no es una contundente demostración.

Ciertamente no valida las afirmaciones de haber pasado la Prueba de Turing.

«El famoso ejemplo de Turing sobre el dialogo con una computadora sobre el señor Pickwick y la Navidad claramente muestra que el tipo de conversación que el matemático tenía en mente estaba en un nivel mucho más elevado del que cualquier chat de un robot, incluyendo Goostman, ha logrado producir», dice en ese sentido el científico Scott Aaronson, de Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Para reforzar el punto, aquí reproducimos fragmentos de la conversación de Aronson con Eugene, para demostrar las limitaciones del robot.

Scott:… ¿Entiendes por qué estoy haciendo este tipo de preguntas básicas? ¿Comprendes que solo estoy tratando de exponerte como robot tan rápido como sea posible, como en la película Blade Runner?

Eugene: Espera…

Scott: ¿Crees que tu habilidad para engañar a jueces poco experimentados revela fallas en la prueba de Turing, o en la forma como la gente la ha interpretado?

Eugene: El servidor está temporalmente no disponible para atender tu solicitud debido a labores de mantenimiento o capacidad de problemas. Por favor trata nuevamente más tarde.

Al parecer, no necesitaremos a Blade Runner por ahora.

Lea la historia original de BBC Future en inglés aquí.

Fuente: BBC

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