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El proceso del pensamiento durante la composición de un problema

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Para mejor intentar trasladar la forma en que opera el pensamiento humano durante la composición de un problema, tal vez la mejor forma de hacerlo sea a través de un ejemplo con la presentación de las distintas fases, en las cuales la plasmación de la idea va tomando formas diversas, y en donde se debe adecentar la economía del material empleado y la belleza y elegancia de su continuo perfeccionamiento.

Esta tarea nos ha llevado a preguntarnos muchas veces, si un problema, en su periodo de perfección, tiene o no un límite. No sabríamos responder con absoluta certeza, pero llega un momento en que se debe llegar a la conclusión de que la obra ya está lista para su presentación en sociedad.

Hemos dicho que utilizaríamos un ejemplo y así lo haremos para mejor claridad.

Diagrama 1

Primero y esencial es la absoluta necesidad de que se genere una idea, para poder trasladarla al tablero.

En el diagrama anterior se ha plasmado la idea de realizar una composición de un mate en 2 jugadas en un directo ayudado con la presentación de dos líneas de mate.

La idea y solución ya se expuso anteriormente en el capítulo de Problemas Ayudados y la examinaremos nuevamente, aunque de forma más detenida.

La situación del rey es de inmovilidad a excepción de dos casillas, f6 y h6. El tema propone que una de estas casillas la obstruya el propio alfil negro, y que el caballo blanco, cuando sea desclavado, realice el mate, ya que al mismo tiempo atacará a la otra casilla de escape.

1ª línea 1.Ae5, camino de obstruir la casilla f6.
1…e4, el peón intercepta a la dama para que esta no pueda capturar el caballo en la siguiente jugada.
2.Af6, se produce la obstrucción de f6 y se desclava el caballo.
2…Cf5, amenazando la casilla de escape h6, y dando mate.

De idéntica forma se procede en la otra línea invirtiendo los objetivos de f6 y h6.

2ª Línea 1.Af4 f3 2.Ah6 Ch5++

Aparentemente el problema está terminado, pero…

¿Puede mejorarse? Ciertamente. Lo primero que surge en la mente es la impresión de una cierta falta de armonía y la convicción que se debe proceder a la mejora de su economía.

Vamos, pues, a prescindir de la torre blanca que domina las espaldas del Rey negro, es decir, la torre que ocupa la octava fila, pues es una pieza fuerte y pesada y que no tiene movilidad en el problema.

Diagrama 2

Subiremos al mismo tiempo una casilla todo el conjunto de piezas, de tal modo que el papel destinado a la torre lo ejerza ahora el límite del tablero.

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Como el alfil negro ya no podía subir, se ha tenido que desplazar una casilla lateralmente hacia la derecha del tablero.

Seguidamente pasaremos a mejorar y a centrar, ya que la posición mejora en aspecto por la libertad aparente del monarca negro, si se le aleja de las esquinas, y también de este modo se pasa a utilizar las ahora vacías columnas a y b, y pasaremos a sustituir la poca movilidad de los peones de d4 y f3, por una sola pieza, que actúe a la vez en las dos líneas, y con el mismo cometido.

Diagrama 3

Podemos comprobar en el diagrama precedente que la presentación de la posición inicial se ha expandido, como si el tablero se hubiese ensanchado y el rey negro, parece ahora, que es más difícil encerrarlo en un cuadro de mate. Los peones que tenían la misión de obstruir alternativamente el alcance de la dama y alfil negros, ya no existen. Su misión se ha encomendado a un caballo. Pero la casilla que ocupa el caballo, por una parte, delata claramente su misión y, por otra, no embellece en absoluto a la posición del problema.

Este caballo no puede ubicarse en ninguna otra casilla sin que se interfiera en el desarrollo del problema, bien capturando a las piezas negras o bien participando directamente en el mate creando líneas no deseadas.

¿Qué hacer? ¿Debemos resignarnos con esa ubicación restrictiva del caballo?

Nos queda todavía una solución y vamos a utilizarla.

Diagrama 4

¿Qué ha sucedido?

Hemos permutado las obligaciones que tenía el alfil y se las hemos encomendado al caballo. Y, por el contrario, el caballo tiene ahora la misión de defender el peón de la captura del rey negro, mientras que la misión que inicialmente realizaban los peones desaparecidos, y que luego ejerció el caballo desde la casilla a2, pasa a ser un trabajo encomendado al alfil que jugará a realizar la doble intercepción en las casillas c5 y d4.

No se podía colocar un nuevo alfil ya que afectaría a la corrección al estar los dos alfiles obligados a moverse por las casillas de un mismo color. Tampoco podía usarse una dama en a7, ya que aparte de ser un fallo de economía, se obtendrían un número enorme de líneas no deseadas.

Volvamos al último diagrama.

El caballo de g6 podría realizar la misma misión que realiza, si se le situase en c8, h8 o f5, no en c6 o d5, ya que perturbaría la acción del alfil negro. ¿Por qué de las cuatro casillas hemos elegido g6?

Sinceramente no acababa de encajar de una forma estética en ninguna de las cuatro.

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¿Qué hacer entonces? Pensar. La mente humana es una fuente inagotable de recursos. Dejar dormir el problema en un cajón -u otro archivo singular- durante un tiempo prudencial, suele ser un método infalible que nos aleja de posiciones que antes se nos asemejaban intocables, y nos suele ofrecer nuevos caminos que nos diluía la obsesión de aquel momento.

La nueva idea que surgió fue la siguiente:

Diagrama 5

Como el peón blanco no precisa estar defendido hasta el momento en que el caballo realice la jugada del mate, hemos cambiado el esquivo caballo por una torre que se esconde tras del otro caballo y que, en su momento, conectará con el peón para su defensa, lo que dota a la composición de una mejora sustancial.

¿Está ya la posición de esta composición en su forma definitiva?

Casi. Le resta un par de retoques nada más.

Diagrama 6

Ya que teníamos la torre enmascarada, ha surgido la idea de enmascararla un poco más, trasladando el alfil de la casilla a7 hacia e3, lo que implica un grado menos de presunción sobre la misión de la torre, y ya con el alfil en e3, podemos ahora trasladar el alfil negro hacia el otro lado del tablero, a h4, para que el alfil blanco le haga la obstrucción en la casilla g5. Ahora el tablero se contempla con mejor armonía y se halla más balanceado, cosa que sintoniza con el balanceo exigible entre las líneas de solución de un problema de mate ayudado.

Repetimos las dos líneas de mate de la solución.

Línea 1ª – 1.Ac6 Ac5 2.Ad7 Cd6++.
Linea 2ª – 1.Ad5 Ag5 2.Af6 Cf6++

Si comparásemos, sin profundizar, el primer diagrama con este último, tal vez llegaríamos a poner en duda, que en ambos se pueda llegar a desarrollar el mismo tema.

Estos cambios realizados para mejorar un problema son, a menudo, necesarios y hemos de valernos, tal como antes mencionábamos, de períodos de interrupción, o bien cambios de opinión con otros colegas, como ocurrió en este caso, ya que el contraste siempre es beneficioso, sobre todo en la apreciación de la exigencia de la dificultad, algo que siempre es ajeno a la autoría de la composición.

Epílogo

Hemos realizado un detenido viaje por el intrincado mundo de la composición ajedrecística. Deseamos que el amable lector haya podido entender los distintos modos de realizar una composición de mate, y que con ello haya logrado encontrar ese especial lugar en donde, y de entre las diferentes modalidades existentes, se pueda sentir más cómodo, tanto para el ejercicio de solucionista, como en la de iniciarse en este fantástico mundo del arte creativo de la composición.

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Debemos resaltar algo innegable y a menudo ignorado. Se trata de la fehaciente realidad de que cada ajedrecista lleva en su interior un compositor dormido. Cuando practicamos el juego del Ajedrez, todos hemos tenido la ocasión de recrearnos en una o varias determinadas combinaciones brillantes, algo que hemos sentido vibrar en las neuronas cerebrales. Esta vibración es la que puede hacer despertar al compositor dormido.

De esta Vibración, hasta el inicio de la Composición, solo resta un espacio tan pequeño como la simple voluntad de decidir emprender este camino. La plasmación de esta idea combinatoria de mate en forma de problema, es solo un acto volitivo, y luego ya vendrá el camino del perfeccionismo con el que vestir con las mejores galas, de esa elegancia que hace relucir a las ideas desbordantes, para poder comunicarnos con nuestros colegas de cualquier lugar del mundo, mediante el siempre e inteligible idioma que conforman el diagrama y la notación alfanumérica.

Un mundo realmente fascinante aguarda. Cada ser humano está dotado de la legítima libertad de elegir sus pasos o preferencias.

Nuestra misión, esa que comenzó con las primeras líneas de este trabajo, debe terminar aquí, pero aún nos quedan unas pocas líneas para denunciar, desde esta simbólica tribuna, un hecho que nos duele. Nos duele por una parte el cotidiano abandono, de casi toda la prensa escrita de nuestro país, de las grandes composiciones centenarias, las cuales siguen siendo referentes mundiales de un arte de épocas heroicas. Por otra parte, nos duele el inexistente espacio que se dedica a las noveles producciones, como si no existiesen, y, sobre todo, nos duele su mutismo ante eventos como los Campeonatos del Mundo de Composición organizados por la FIDE.

Pero incluso, tal vez, nos duela más, el demostrable hecho de ciertas revistas especializadas, la mayoría ya desaparecidas, que por ignorancia o por desprecio, incluyen o incluían a los problemas de ajedrez en la sección de pasatiempos. Con todo nuestro respeto a cuantos haciendo gala de su arte o de su ingenio se dedican o se sienten realizados en esta hermosa función, creemos firmemente que no es el lugar adecuado, ni el que por derecho propio se merece un arte entendido, defendido y ensalzado por la mayoría de la prensa internacional.

José Antonio López Parcerisa
Miembro de la SEPA
Sociedad Española de Problemistas de Ajedrez

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