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Árabes, musulmanes y ajedrez

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Se dice que fue en Persia en el siglo V donde apareció lo que hoy llamamos ajedrez si bien tiene antecedentes muy remotos en India. De los persas pasó el ajedrez a los árabes musulmanes –que conquistaron Persia en el 644- y del chatrang persa por la evolución fonética se pasó al shatranj árabe.

Grabado medieval con dos jugadores musulmanes jugando al shatranj
Grabado medieval con dos jugadores musulmanes jugando al shatranj

En la religión musulmana, el ajedrez se practicaba como algo muy común después de la muerte del profeta Mohammad o Mahoma, en el año 642. “No hay nada malo” en el ajedrez señalaba el segundo califa después del profeta, Umar ibn-al Jatabb (581-644). El juego se aceptaba mientras no hubiera apuestas, no interfiriera en los rezos ni asuntos religiosos, ni haya lenguaje improcedente, ni insultos o maldiciones entre los jugadores y las piezas no podían contener representaciones de criaturas vivientes. En cuanto al espacio físico siempre se aconsejaba en lugar cerrado, cuestión que ha llegado hasta la actualidad, es difícil y varía según el país árabe que se trate, ver jugar en la calle o espacios públicos.

Pieza de un ajedrez árabe del siglo IX conservada en París
Pieza de un ajedrez árabe del siglo IX conservada en París

Hay que aclarar que aunque el Corán no condena el tallado de figuras, siempre se ha desaconsejado por lo que las piezas en los países árabes siempre tienen un diseño y tallado geométrico y abstracto con sutiles marcas y relieves. De hecho, los visitantes extranjeros que recorrieron países árabes hacia finales del siglo XVIII y mediados del XIX, decían que las piezas eran lo más parecido a frascos de perfume. Cualquiera que viaje a un país árabe, salvo excepciones, verá que las piezas son alejadas a criaturas vivas sean personas o animales.

El ajedrez siempre se ha considerado, sin embargo, envuelto en un halo de sabiduría en la cultura musulmana. Juristas mahometanos fueron incapaces de resolver la cuestión de la legalidad del juego del ajedrez, por cualquier opinión directa de Mahoma, según consta en el Corán o cualquier otra tradición. No obstante, teólogos islámicos decidieron que el juego del ajedrez no era contrario a las enseñanzas de Mahoma.

Los primeros teóricos que ha tenido el ajedrez fueron los de la escuela de Bagdad, donde primero se anotaron las partidas, se estudiaron las aperturas (tabiyat en árabe) y se estudiaron los primeros problemas (mansuba en árabe) sobre el juego. También fueron los pioneros de las partidas a ciegas, en concreto la primera partida la jugó el juez islámico Sa’id Ibn Jubair (665-714), también lo hizo en el 805 un famoso abogado musulmán, Ash-Shafi, quien jugó con los ojos vendados. Asimismo, los árabes crearon la expresión jaque mate o shah mat. Desde Bagdad el ajedrez se propagó en todas las direcciones siendo su apogeo en el califato abasí entre 750 y 950.

El califa Al-Mamun (786-833) consiguió el poder asaltando Bagdad mientras su hermano, Muhammad Ibn Harun Al Amin (787-813), al que ejecutó tras la conquista de la ciudad, jugaba al ajedrez. Este hecho lo recrea el poema de Fernando Pessoa, ‘Los jugadores de ajedrez’.

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La partida de ajedrez la llevaban a cabo el sexto califa del imperio abásida, Al Amin frente, al parecer, su eunuco, Kauthar. Mientras jugaban y a pesar de las advertencias, un ejército enemigo liderado por el general Tahir bin Husain tomó Bagdad y dio el poder al hermano del califa, Al Mamun, decapitando a Al Amin, que eso sí tuvo la pequeña satisfacción de ganar su última y postrera partida acontecida en el año 813.

Ambos eran hijos del intelectual y poeta Harun Al Rachid (766-809), el famoso califa conocido por la historia de ‘Las mil y una noches’; todos, padre e hijos, eran grandes aficionados al ajedrez.

El califa Al Mamun fue posteriormente, en el año 819, el que inició el concepto de Gran Maestro de ajedrez. Incluía la clasificación de jugadores en cinco categorías empezando por la de Gran Maestro, llamado Alijat, o sea los mejores. La segunda categoría eran los mutaqaribat seguidos por los de tercera, cuarta y quinta categoría.

El mismo califa se consideraba un limitado jugador, “es extraño que domine el mundo desde el este hasta Al Andalus en el oeste, pero no pueda con 32 piezas del tablero”. También señaló que el ajedrez “era más que un juego” y que jugar era “un excelente entrenamiento para la mente”. En esa época, año 818-819, nombró a cuatro Alijat: Jabir al Khufi, Rabrab, Abu Naam Al Adh y Abdalghaffar al Ansari

El más antiguo de los grandes maestros árabes fue Al Adli (800-870) quien diseñara el famoso mansuba de al jariya, (doncella o también esclava del harén), conocido más popularmente como el “problema de Dilaram” que ha evolucionado a la leyenda de la bella Dilaram (nombre árabe que significa alegría del corazón), donde ella, la esclava favorita del harén, salva a su noble árabe Murdaui, de ser entregada a su rival gracias a su frase, “¡Sacrifica tus torres pero no a mí, tu amada!”. Es probablemente el problema de ajedrez más antiguo conocido, procede de la época del califa, Abu Ishaq Al Mutasim ibn Harun conocido como Al Mutasim Billah (794-842) sucesor de Al Mamun y que reinó de 833 al 842.

Al Adli es autor del conocido como libro del ajedrez (Kitab Al Shatranj) en el año 840 aunque su original está perdido. Otro jugador destacado fue Ar Razi, quien ganó un encuentro en el 847 frente a un anciano al-Adli en presencia del califa al-Mutawakkill (821-861) y así se convirtió en aliyat. El mismo año 847 Ar Razi edita Al-lutf fy ash-shatranj (Elegancia en el Ajedrez).

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El jugador más destacado durante seis siglos fue el poeta e historiador Abu Bakr Muhammad B. Yahya (880-946) conocido como As Suli. Entre los años 905 y 908 derrotó al-Mawardi, el campeón del entonces califa Al-Muqtafi (878-908), por quien fue sustituido. Tras la muerte de Al-Muqtafi, al-Suli permaneció como campeón en favor del nuevo gobernante, Al Muqtadir (895-932), quien dio inicio a la decadencia del califato abasí.

As Suli es autor de dos libros, ampliado del realizado por Al Adli, el libro del ajedrez (Kitab Al Shatranj) I y II, que incluía las aperturas más frecuentes, los principales problemas en el juego estándar (incluye el problema de la rueda y de los ejércitos en guerra) e incluso partidas comentadas.

Creó un problema conocido como el “Diamante de Al-Suli” que no pudo ser resuelto hasta pasar más de mil años. Se resolvió por el gran maestro ruso Yuri Averbach en 1986; Averbach escribió que el problema “fue sin duda la obra de un genio”. Los últimos años de As Suli los vivió en la pobreza en Basora, repudiado debido a su simpatía hacia el islam chií. Durante los seis siglos siguientes se decía a un buen jugador ‘has jugado como As Suli’.

Le siguió en el escalafón del ajedrez Abul Faraj Muhammad ibn Obaidallah, Al Lajlal –‘El tartamundo’, discípulo de As Suli-, (900-970) quien fue autor de Kitab mansubat ash-shatranj (Libro de los problemas de ajedrez). Otro libro de la época es el escrito por Aliqlidisi, Kitab majmu’ fy mansubat ash-shatranj (Libro de la colección de los problemas de ajedrez).

Buzecca en el siglo XIII, en concreto en 1265 jugó en Florencia tres partidas a ciegas simultáneas, de las que ganó dos e hizo unas tablas, récord que perduró más de cinco siglos. Se especula que su nombre sería Abu Bakr Ibn Zuhair y que provenía de Al Andalus antes de instalarse en la Toscana italiana. También mencionar a Al Addin- As Tabrizi o Aladino Al Tabriz, se decía que podía jugar cuatro partidas a ciegas. Era conocido también como Alí Shatranyi, Ali el ajedrecista, quien vivió durante el reinado de Tamerlán (1366-1405) y del que se cuenta le mandó decapitar en 1382 durante la conquista de Jurasán.

Las reglas del ajedrez en su etapa de esplendor en el mundo árabe eran diferentes a las actuales, no había dama, los alfiles saltaban aunque hubiera piezas delante, el peón que llegaba a la octava casilla se convertía en firzan (visir o sabio, antecedente de la dama), no existía captura al paso ni el enroque, el peón no salía con dos pasos, sólo uno y un jugador que perdía todas las piezas excepto el rey se consideraba derrotado

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El cuarto califa después de Mahoma y su yerno, Ali Ibn Abu Talib (599-661) en el año 655-656, fue el primero que reprobó el juego debido a que las piezas tenían figuras humanas. Fue el primer imám de los chiíes. Luego siguieron otros detractores del ajedrez como el tercer califa abasí, Muhammad ibn al-Mansur al-Mahdi (744-786) quien prohibió el juego en 780; el sexto califa fatimí, Al Hakim llamado Bi Amr Allah (985-1021) lo prohibió en Egipto en 1005. Los integristas musulmanes le acusaban de ser el más reprobable de los juegos incluso que otros juegos de azar, “por ejercer una mayor fascinación sobre el creyente”.

Muchos siglos después el ayatolá Jomeini en 1981 lo condenó también hasta 1989 prohibiéndose cualquier venta de artículos de ajedrez, al igual que los talibanes en Afganistán en 1996 o actualmente el Daesh (Isis según las siglas en inglés) en el territorio que controlan en su llamado califato de Siria e Irak.

‘Nasser observa el tablero mientras juega una partida
‘Nasser observa el tablero mientras juega una partida

Por el contrario, gobernantes árabes recientes que fueron seguidores del juego eran el egipcio Gamal Abdel Nasser (1918-1970) y el libio Muamar al Gadafi (1942-2011), quien pocos meses antes de su derrocamiento y muerte, jugó una partida con el presidente de la FIDE, el polémico Kirsán Ilyumzhínov. Tripoli acogió el Campeonato Mundial de Ajedrez en 2004 aunque el primer torneo importante acogido por un país árabe fue la Olimpiada de Ajedrez en 1986 en Emiratos Árabes Unidos (EAU).

De hecho, el jeque sultán Bin Zayed Al Nahyan, miembro de la familia real, es el presidente de la Federación de Ajedrez de Asia (ACF), con sede en Al Ain, por lo que los Emiratos Árabes Unidos es el país que está más avanzado en cuanto al ajedrez y su difusión en el mundo árabe en la actualidad.

Por último citar las piezas de ajedrez en árabe, malik, rey; malika, reina; borj, torre; ljajeb o fil, alfil; jail, caballo; y baidaq, peón. Estos nombres provienen del persa, sus piezas se denominaban: shah, firzan, fil, rukhkh, faraz y baizaq o rey, visir o sabio, elefante, torre, caballo y peón.

Aunque merece un artículo aparte, sí incidir que el ajedrez llega a la Península Ibérica de la mano del cantor persa Ziryab (789-857), procedente de Bagdad y quien recaló en Córdoba. Así el juego se propagó en Occidente donde se modernizó hasta las actuales normas en el siglo XV. El resplandor árabe en el ajedrez ya no regresó en los siglos posteriores.

Fuente: periodistas

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