Ajedrez sin fronteras es una ONG que perseguía extender su deporte a cualquier lugar del mundo. La Escola de Xadrez Pontevedra (España), que no es tan grande ni tiene tantos recursos, se propuso hace un año aportar también su granito de arena para hacer del mundo un lugar más habitable a través de lo que mejor saben hacer; jugar al ajedrez. Así, esta semana una expedición volverá al campamento de refugiados de Azraq para formar, educar y divertir a través de su deporte.
Ajedrez como distracción, como forma de abstraerse de la vida en un campamento de refugiados, lejos de un hogar del que les apartó la crueldad de una guerra. Esa es la misión que la Escola de Xadrez Pontevedra (EXP) se planteó hace un año cuando decidió llevar adelante su campaña «Xadrez: Estratexia pola Paz»» en el Campamento de Refugiados Sirios en Azraq (Jordania).
Uno año después y con el plan y la estrategia mucho más depurados, el equipo de monitores del club pontevedrés ya ha cargado de nuevo las pilas para llevar ilusiones y esperanzas renovadas a las miles de personas que conviven en Azraq desde hace meses.
Un equipo de cinco personas entre las que se encuentran monitores de ajedrez, psicólogos o doctores en matemáticas viajan el próximo jueves hasta Jordania, donde estarán hasta el día 17 de abril con el objetivo de continuar su labor de difusión y promoción del deporte del ajedrez en una zona que, si bien tiene las condiciones de supervivencia mínimamente aseguradas con alimentos, camas y medicinas necesarias, no tienen muchos recursos que les faciliten distracciones y ocio en un momento delicado de sus vidas.
Tras establecer una primera academia de ajedrez bajo el amparo de ACNUR, tienen ahora por finalidad la apertura de un segundo local en el que colaborará UNICEF y con el que esperan dar servicio a la mayor población posible.
Dentro de esa «misión terapéutica» con la que conseguir distraer y dar una opción de ocio intelectual y deportivo a los cientos de refugiados que acuden hasta la Escuela, la finalidad es también la de formar a nuevos monitores para que el legado de la EXP se mantenga vivo en Azraq aun después del retorno a Pontevedra a la expedición de la Escola.
Unos 200 niño pasaron día tras día el curso pasado por la instalación de ajedrez para aprender a jugar y el número de adultos fue incluso superior, haciendo en muchas ocasiones cola a sus puertas para pasar un buen rato de distracción y juegos.
Esta semana la EXP partirá a Jordania cargada de material de juego, libros, tableros especiales para invidentes y con dibujos y material escolar que varios colegios de la comarca han donado bajo el amparo de una campaña promocionado por la Escuela de Tenorio que llevó el lema de «Unha cor, un lápis e unha goma = un sorriso».
Fuente: farodevigo