El deporte ciencia ayudó al vallecaucano a sacar todo el provecho y potencial de su hiperactividad.
Cristian Ríos llegó al ajedrez atropelladamente. Un neuropediatra les recomendó a los padres del pequeño que para que le bajara a la intensidad debían ‘encarrilarlo’ a una actividad como el ajedrez. Esto, con el fin de manejar la hiperactividad del niño, de 5 años. Y eso fue lo que hicieron Héctor Ríos y Alba Gómez. Años más tarde se darían cuenta de que esa fue la primera movida determinante para que su hijo, hoy a punto de cumplir los 24 años, haya logrado el pasado 29 de diciembre la preciada norma de Gran Maestro.
No ha sido fácil el camino para este joven talento de los tableros, pero con su tesón y alma de guerrero, muy característica de los especialistas del juego ciencia, ha sabido sortear los caminos para llegar lejos, alcanzar los objetivos y, desde luego, pasar de largo.
“Llegué a los tableros no porque me gustara, pero así fue el destino. Yo era muy inquieto, muy activo, todavía lo soy; me levanto de la silla en varias ocasiones en plena partida, para relajarme. Pero he encontrado en esta disciplina mi forma y mi estilo de vida”, comentó el tulueño.
Ríos, quien en la actualidad está dedicado de tiempo completo al ajedrez, como jugador y profesor de adultos en la Liga Vallecaucana, reconoce que solo él, Dios y su familia saben cuál ha sido la cuota de sacrificio para llegar a alcanzar esta norma de GM, con la que sueña todo ajedrecista profesional.
“Recuerdo en muchas ocasiones que mi papá dejaba de comprar cosas para el hogar con el fin de cubrir mis viajes o el desplazamiento a torneos nacionales o internacionales. En esos tiempos la ayuda de los institutos deportivos era precaria, y todo se reducía al aporte familiar o de amigos. Me deja tranquilo que siempre se ha hecho una labor íntegra, representando al país en múltiples ocasiones y, por fortuna, con buenos resultados; pero esto apenas es una meta, porque hay que seguir”, explica el séptimo Gran Maestro que ha tenido el país a lo largo de la historia.
Por eso no es exagerado afirmar que Ríos ha vivido en carne propia las vivencias que tiene cada una de las piezas del ajedrez.
Peón, cuando ha guerreado contra los adversarios en busca coronar importantes metas; torre, en el momento de mirar nuevos horizontes y fortalecer sus estrategias; caballo, al mostrar su temple y nobleza para sortear las jugadas del destino; alfil, porque también ha logrado salir adelante ante las adversidades y resguardando sus virtudes; reina, al aprovechar todas sus ventajas y talento; y rey, cuando ha reclamado, con todo merecimiento, los trofeos.
Todas esas cualidades le han servido a Cristian para lograr, paso a paso, pieza por pieza, la obtención de la norma, luego de 18 años de estar resolviendo jugadas con estrategias y técnicas ganadoras.
¿Cómo lo logró?
Ríos llegó a los 2.500 de Elo en el Torneo Internacional IRT de Ajedrez de Santiago de Cali, que se disputó en la última semana de diciembre del año pasado, único requisito que le faltaba para el título, tras ganar las ocho partidas disputadas durante el certamen, lo que le significó alcanzar el primer lugar y sumar 11,4 puntos de Elo. Antes de este compromiso, al ajedrecista vallecaucano le faltaban 10 puntos, luego de quedar con 2.490 tras su participación en el GM Carlos Torre Repetto In Memoriam, en México, donde, entre sus resultados más destacados, venció al GM Isan Ortiz (Cuba) y firmó tablas con el GM Emilio Córdova (Perú).
Previamente, Ríos ya había alcanzado las tres normas requeridas para la máxima titulación del juego ciencia mundial: obtuvo su primera norma en el Panamericano Sub-20 de Cali, en el 2010 (donde se coronó campeón); la segunda norma la obtuvo en el Open de Sants (España), en el 2011; y la tercera norma, en la VI Copa Latina, en Buenos Aires (Argentina), en el 2015. “De todos esos torneos tengo grandes recuerdos, pero, sin duda, el primer torneo que gané, el Campeonato Nacional Sub-10, por allá en el 2003, fue el que me abrió las puertas, lo que me motivó a seguir y a hacer del ajedrez mi día a día. De allí surgieron los primeros viajes internacionales, el Mundial de Menores en Grecia, los campeonatos nacionales Sub-12 y Sub-14, el Panamericano Sub-20 de Cali. Para crecer como ajedrecista se necesita viajar y jugar torneos en los que se puede enfrentar a jugadores de experiencia”, anotó la joven promesa del deporte ciencia.
Ríos se cataloga como un jugador agresivo, aunque reconoce que por estrategia, y dependiendo de las circunstancias de la partida, ha tenido que ser más tranquilo. “Para ser Gran Maestro tuve que arriesgar más, pero la clave estaba en no perder muchas partidas. He sabido ser más conservador en las estrategias, pero sin dejar de ser ofensivo; eso no se olvida. Hay que cuidar las posiciones y aprovechar los errores que comete el rival”, confesó uno de los exalumnos más aventajados del también Gran Maestro Álder Escobar, su entrenador entre el 2009 y el 2013, gran amigo, rival de tableros en varias ocasiones y a quien considera un segundo papá.
“Desde que lo vi jugar y lo conocí me di cuenta de que Cristian tenía talento, potencial para marcar diferencia. Es muy dedicado; cuando lo tuve se logró avanzar, fue en la época en la que alcanzó la norma de Maestro Internacional; tenemos grandes lazos de amistad, y cada vez que me pide un consejo, pues se lo doy”, comentó Escobar.
“Creo que él tiene muchas posibilidades, por su juventud y talento, de llegar a alcanzar un Elo de 2.600, puntaje que hasta ahora no ha logrado ningún jugador colombiano. Le he dicho que debe seguir jugando, competir en torneos de Estados Unidos y Europa, para que aproveche su buen momento. Hay picos. Él quiere estudiar, pero también deber comenzar a sacar provecho de lo realizado. Eso le debe abrir puertas a patrocinadores. El ajedrez en el medio local no ofrece muchas garantías, debe seguir para adelante”, concluyó Escobar, risaraldense y GM en el 2014, cuando tenía 37 años.
El valor de la dama
Ríos no oculta, como la gran mayoría de los jugadores, su admiración hacia la reina, por todas las ventajas que ofrece en sus movimientos y su capacidad de ataque y defensa, al igual que prefiere jugar con las piezas blancas.
“Todas las piezas son importantes en la medida que uno saque el máximo provecho de la labor con la que cada una cuenta. La dama tiene mayores ventajas por la capacidad de movimiento, pero, repito, todas las piezas son claves; incluso el peón es determinante en algunos momentos, en su misión de custodiar y abrir espacios”, agregó el profesor del Inder del Valle.
Respecto al panorama del ajedrez nacional, Cristian considera que hay talento pero se necesita más apoyo económico para que los jugadores puedan desplegar su alcance.
“Álder es el número uno del escalafón nacional, y hay jóvenes como David Arenas, quien tiene mucha proyección. El GM Jaime Cuartas ha tenido muy buenas intervenciones. Reitero, hay talento, pero el nivel se consigue en el exterior, y para ello se necesita de presupuesto, apoyos económicos y, desde luego, entrenadores de experiencia. Hay que saber cómo proyectar ese talento nacional. Cuba, Brasil, Argentina y Perú han avanzado en el área regional”, dijo.
Como ajedrecista que ya hace parte de le élite, Cristian admira al noruego Magnus Carlsen, actual campeón de ajedrez clásico del mundo.
“Todos debemos aprender de él. Es un jugador brillante, que sabe aprovechar las deficiencias de sus adversarios. No me parece que tenga unas muy buenas salidas, pero finaliza de manera agresiva. A los 22 años fue campeón mundial. Hoy tiene 26 años y toda una vida por delante para romper los esquemas y las estadísticas”, subraya Ríos, quien abrirá su temporada deportiva en febrero al tomar parte en un torneo de Francia, donde estarán varios de los tableros más destacados del escalafón mundial.
Se avecina una temporada de retos. Un año en el que se podrán recordar, a manera de anécdotas, muchos viajes que se hicieron con lo justo del pasaje y unos pesos para el hospedaje, en los que se sufría, se aguantaba y se lloraba, como lo recuerda el GM Escobar. “Vivimos como dos meses a punta de atún para poder competir en la temporada catalana, en España. Ahora nos reímos de eso. Se vienen buenos vientos para Cristian”, concluyó.
Los otros grandes maestros colombianos
- El risaraldense Alonso Zapata se adjudicó el título de GM en 1984 (26 años) y fue Maestro Internacional a los 18.
- El antioqueño Gildardo García completó sus normas de GM en 1991, a los 37 años de edad; luego llegaría a 2.500 de Elo.
- El antioqueño Jaime Cuartas logró sus normas de GM en la Olimpiada Mundial de Dresden (Alemania) 2008, a los 33 años.
- El antioqueño Sergio Barrientos aseguró su título de GM y un Elo superior a 2.500 en la Olimpiada Mundial 2010, a los 24 años.
- El risaraldense Álder Escobar se convirtió en Gran Maestro en el 2014, a los 37 años, tras pasar de 2.500 de Elo.
- El antioqueño David Arenas, en 2015, logró una cuarta norma de GM (se requieren solo tres, más 2.500 de Elo para la titulación).
Qué es el sistema de puntuación Elo
El sistema de puntuación Elo es un método matemático, basado en cálculo, para establecer la habilidad relativa de los ajedrecistas. Debe su nombre a su inventor, Árpád Élo (1903-1992), un físico estadounidense de origen húngaro. La Fide (Federación Internacional de Ajedrez) actualiza el escalafón de sus jugadores cada mes, en las tres categorías: clásico, rápido y ‘blitz’ (relámpago). En la actualidad, el noruego Magnus Carlsen, número uno del mundo, posee 2.853 de Elo.
JAVIER ARANA
Redactor de EL TIEMPO
@arana_javier