«La competición de alto nivel requiere muchas horas de trabajo con el ordenador, excelente forma física y nervios de acero».
Borís Zlotnik (Rusia, 1946) es un ajedrecista ruso afincado en España. Tiene el título de Gran Maestro Internacional y por sus manos han pasado algunos de los jugadores más punteros del mundo, como el italoamericano Fabiano Caruana. Fue campeón juvenil de la URSS en 1963, formador, entre otros, de leyendas del ajedrez como Karpov y Kasparov. Desde 1975 se dedica a la formación de ajedrecistas, y desde 1991 vive en España.
-¿Cómo entró en contacto con el mundo del ajedrez?
-Nací en la Unión Soviética que tenía una tradición ajedrecística muy larga, basta decir que el último emperador (zar) de Rusia Nicolás II en el 1914 inventó el máximo título ajedrecístico: gran maestro, mientras que su oponente político y dirigente del primer estado comunista Vladimir Lenin era un fuerte jugador capaz de jugar 4 partidas a la vez sin mirar al tablero. Esta afición al ajedrez siguió en la URSS, y por ello muchos niños, y yo entre ellos, se interesaron por este juego.
-¿Qué supuso para usted conseguir el campeonato juvenil de la Unión Soviética en 1963?
-Como consecuencia de este resultado me invitaron a las sesiones de entrenamiento a la famosa escuela del primer campeón del mundo soviético M. Botvinnik donde, entre otros, conocí al futuro campeón del mundo Anatoly Karpov.
-¿Sigue siendo Rusia la gran cantera mundial del ajedrez?
-Después de la desintegración de la URSS en 1991 han cambiado muchas cosas, tanto para bien como para mal. Ahora ya no hay tanto dominio en ajedrez como el que hubo anteriormente, aunque la selección de Rusia sigue siendo número 1 en el nivel mundial. Los dos países más populosos del mundo, China y la India, eran insignificantes en ajedrez; sin embargo, ahora la situación es muy diferente: los jugadores talentosos tienen un apoyo del estado y de las empresas y por ello no es sorprendente que jugadores de estos países estén entre los mejores del mundo. Además últimamente el interés por el ajedrez crece en varias partes del globo, por ejemplo, los top 10 del ranking mundial representan grandes países como EEUU, Rusia, China, Francia, y pequeños como Armenia, Azerbaiyán y Noruega.
-Usted es ingeniero aeronáutico… ¿Por qué decidió dedicarse a enseñar?
-En mi caso fue una tradición familiar. Al acabar la carrera comencé a trabajar en una empresa militar y dos años más tarde me llamaron a filas. Los ingenieros de mi perfil tenían durante la carrera otra formación más: ingeniero teniente de fuerzas armadas. Dos años estuve en una unidad de cohetes intercontinentales con cabezas nucleares. Al acabar mi servicio militar tenía tres opciones: seguir en el ejército, volver a mi empresa o buscar algo nuevo. Elegí lo último, estaba cansado de armas. Además por un hecho puntual: El INEF Central de la URSS, donde estaba el departamento de ajedrez, se trasladó al lado de mi casa en Moscú.
-¿Por qué emigró de la URSS?
-Con la desintegración de la URSS a principios de los años noventa la situación empeoró mucho: los sueldos de los funcionarios perdieron su valor, la creciente criminalidad y la falta de alimentos crearon una situación insostenible. La parte más activa de la población emigró, entre ellos famosos científicos, profesores universitarios, músicos…
-Ha tenido discípulos muy notables, como Fabiano Caruana.
-El caso de Caruana es muy especial, le conocí cuando él tenía 12 años y me impresionó su talento y su capacidad de trabajo. Por ello no es sorprendente que solamente en dos años de entrenamiento conmigo conquistara el máximo título ajedrecístico, gran maestro. En noviembre de este año le espera el reto más importante de su carrera: el match por el título de campeón del mundo.
-¿Cómo es el mundo de la competición en alto nivel?
-Los módulos potentes de análisis y las bases especializadas, que cuentan ya con casi 8 millones de partidas jugadas durante toda la historia de ajedrez, son la base técnica con que se maneja hoy en día cualquier jugador, desde un aficionado hasta el campeón del mundo. La competición de alto nivel pide hoy en día muchas horas de trabajo con el ordenador, excelente forma física y nervios de acero.
-Se han dado casos en su país de dirigentes políticos ajedrecistas y se dice que Putin tiene sus preferencias e intenta controlar la Federación Internacional, ¿qué opina?
-Históricamente, el ajedrez había sido un juego de reyes y de nobleza. El ajedrez es un juego de estrategia donde tienes que tomar una decisión cuando a menudo no tienes una información suficiente. Probablemente ello tiene algo que ver con las decisiones en varias esferas de la vida, incluida la política. Sin embargo, los casos en los que el dirigente de un país juega al ajedrez aún no son muy frecuentes. Putin, aunque creo que no juega, valora este juego muy positivamente al tener dos vicepresidentes del gobierno que controlaban los asuntos económicos y fueron jugadores de ajedrez. Uno de ellos, A. Dvorkovich, es uno de los tres candidatos a la presidencia de la federación internacional de ajedrez.
-¿Debería ser obligatorio en las escuelas?
-Jugar al ajedrez es muy útil para cualquier niño, ya que pide concentración, memoria, paciencia… Sin embargo, el problema es establecer cuánto debe durar el contacto del niño con este juego. Conozco varios lugares en España donde llevan a cabo muy bien las clases con niños; por ejemplo, en Ferrol dan clases en el horario lectivo a unos 1.200 niños. Sin embargo, no creo que haya muchos sitios donde pueden dar clases en un buen nivel. Y el problema principal aquí es la formación de profesores de ajedrez, que tienen que saber cómo aprovechar el valor didáctico del juego.
-¿Hay buena cantera en España?
-En el nivel mundial el ajedrez español ocupa más o menos la plaza 15, lo que está muy bien. La Federación Española de Ajedrez apuesta por la juventud, organizando anualmente los campeonatos de España desde sub-8 hasta sub-18. Este país necesita un gran talento, que podía servir como modelo para nuevas generaciones.