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El ajedrez y el pensamiento estratégico

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Los cambios exponenciales en ciencia y tecnología catapultan a la humanidad por caminos insospechados donde el pensamiento estratégico es, en términos kantianos, un imperativo categórico. Los cambios encadenan otros y algunos países dan saltos cualitativos al futuro y desafortunadamente otros incrementan las brechas y se empantanan en las políticas convulsas, lejos de las decisiones trascendentes.

Si muchas de las profesiones y oficios actuales desparecerán en las próximas décadas, hay que auscultar el largo plazo, crear escenarios y sentar nuevos cimientos de desarrollo y seguridad para la nación y uno clave es la educación.

Si alguna revolución debiera ocurrir en el país es la educativa y en ella, una poderosa herramienta es la enseñanza y práctica del ajedrez en camino a la generación de pensamiento estratégico. Estudios en Alemania, Canadá, EE.UU., Rusia y otros países, han demostrado la importancia y utilidad del ajedrez si se pretende entender este nuevo mundo de cambios incesantes.

¿Qué ventajas conlleva enseñar y practicar ajedrez en colegios, institutos y universidades?

El ajedrez no solo demanda concentración, pues los estudios demuestran que desarrolla el trabajo de ambos hemisferios cerebrales y por tanto crecen las capacidades racionales y creativas. Coincidentemente en el mundo veloz de hoy, la creatividad es el insumo vital para la innovación. Patentes, nuevas empresas, nuevos empleos, nuevos sistemas de gestión y luego más creatividad e innovación como motores del desarrollo.

El ajedrez, además de juego, simula una batalla que intercala movimientos tácticos y estratégicos. Combina movimientos cortos y pequeños con otros grandes y amplios debidamente concertados en el contexto de todo un tablero que es el teatro de las acciones; demanda ver el árbol y el bosque en un proceso dinámico y variable, pues alguien al frente te cambia los escenarios y exige planificación rápida, visión sistémica, cálculo de probabilidades, disciplina mental, entre otros.

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La UNESCO en 1995 recomendó a los países miembros de las Naciones Unidas la implementación del ajedrez como parte sustancial de la educación y algunos países dieron el paso y otros lo ignoraron. En el Perú no entendimos las dos o tres jugadas delante o las probabilidades de mejorar la comprensión lectora y razonamiento matemático que hoy nos agobian y condenan al último quintil de la prueba PISA.

Es tiempo de un gambito entre viejos y nuevos métodos en la formación de niños y jóvenes. Entre aprender a pensar y la sola captura de conocimientos, entre la creatividad e innovación y aprender de memoria. Pensemos en el largo plazo, pensemos crítica y estratégicamente. Un jaque mate a los métodos congelados no irroga demasiado presupuesto, solo buena voluntad y amplitud en la observación.

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