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Estados Unidos esperó 79 años para volver a ser campeón del mundo

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Samuel Shankland, Wesley So, Hikaru Nakamura y Fabiano Caruana, el poderoso equipo norteamericano que se quedó el título en Bakú. Foto: bakuchessolympiad.com

El equipo norteamericano con 3 Top Seven, se adjudicó la prueba masculina, por mejor sistema de desempate; aunque había ganado la Olimpíada en 1976, fue durante el boicot de los países comunistas; China, entre las mujeres.

BAKU, Azerbaiyán.- Después de 79 años, un equipo norteamericano se consagró campeón de una olimpíada de ajedrez, y por primera vez delante de una escuadra rusa o soviética. Ayer, en Bakú, el equipo integrado por tres Top Seven, Fabiano Caruana (N°3 del mundo), Hikaru Nakamura (N°6) y Wesley So (N°7), y junto a ellos los jóvenes, Samuel Shankland (N°57) y Ray Robson (N°66), lograron emular la hazaña de Estocolmo en 1937 y cerrar otro capítulo, con lo sucedido hace 40 años.

Es que en 1976, Estados Unidos conquistó la Olimpíada de Haifa, pero en aquella ocasión los países comunistas armaron un boicot contra los organizadores y sólo asistieron menos de la mitad de las delegaciones inscriptas.

En Bakú, en la competencia que reunió a 180 naciones, Estados Unidos que totalizó 20 puntos sobre 22 posibles, con 9 victorias y dos empates (ante República Checa y Rusia) se impuso por sistema de desempate ante su similar de Ucrania, que se quedó con la medalla de plata. El tercer lugar le correspondió a Rusia -que después de ganar todas las olimpíadas entre 1952 y 2002, excepto la mencionada en 1976 donde no participó, y la de 1978 en Buenos Aires, que obtuvo el equipo húngaro- acumula 14 años sin un primer puesto.

«No es muy difícil de ver o entender, está claro que este equipo no ha sabido sacar a un líder después de mi o de Kasparov», dijo Karpov a LA NACION consultado sobre el tema.

Pero la victoria norteamericana no se trata solamente de la genialidad de sus jugadores, ni de la suerte del fixture o las partidas, este logro es producto de la planificación y el esfuerzo de un grupo de gente entre los que figura el ex campeón mundial Garry Kasparov, aunque alguno de los principales actores lo desautorice.

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«No, Kasparov no tiene nada que ver con esto», fue la respuesta, gentil y sonriente que dio el joven Nakamura mientras se retiraba del estadio Crystal Hall, tras igualar su partida con el canadiense de origen ucranio, Anton Kovalyov, y así sellar la victoria a favor de EE.UU.

Parece incomprensible que Nakamura quisiera minimizar o ningunear los méritos del ex campeón del mundo, que están a la vista de todos. Es que tras sus enfrentamientos con el líder ruso Vladimir Putin, el gran maestro Kasparov optó por radicarse en Nueva York y desde allí montó una maquinaria similar a la utilizada en la antigua URSS para captar a los talentos.

Desde esa función Kasparov colabora con la Federación de ajedrez de Estados Unidos, además, de haber acercado al mecenas Rex Sinquefeld, que se encargó de las contrataciones de Caruana y So para el equipo norteamericano. Y de haber realizado donaciones en favor de estos jugadores. Por último, Kasparov retomó la actividad cuando el año último tomó cuenta de un torneo junto a Caruana, Nakamura y So.

Pero dejando los egos de cada uno al margen, sonó interesante la reflexión de John Donaldson, que como capitán del equipo de EE.UU, participó de una conferencia junto a Susan Polgar; allí, el entrenador se ocupó de resaltar las virtudes del juego, y de la importancia que la flamante conquista en la Olimpíada resulte un efecto tan atrayente en convocar gente para el ajedrez, como sucedió en ese país, cuando Bobby Fischer se consagró campeón mundial, en 1972.

Entre las sorpresas del certamen, sobresalen el 5° puesto, de Noruega (con Magnus Carlsen), el 6° lugar para Turquía (el más alto en su historia), el 10°, de Perú, convirtiéndose así en el mejor de Sudamérica, el 11°, de Canadá (con Anton Kovalyov que jugó para la Argentina en 2008), y el 19°, de Paraguay y 23°, de Brasil.

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La competencia femenina

En tanto en la competencia femenina, la medalla dorada le correspondió a la delegación China, con la campeona mundial, Hou Yifán a la cabeza del grupo. Las ganadoras, con 20 puntos, le sacaron una luz de ventaja a las escoltas, Polonia y Ucrania, con 17.

Con este triunfo, el ajedrez femenino Chino recuperó su liderazgo tras casi 12 años; en la Olimpíada de Calviá (España en 2004), había sido el último oro ganado por las ajedrecistas chinas.

En la ceremonia de cierre, realizada anoche en el Stadium Arena, el secretario de deportes de Bakú le entregó la bandera de la FIDE, a su similar de Georgia, dado que la capital, Batumi, será sede de la próxima olimpíada en 2018.

Los equipos argentinos

Los equipos argentinos, masculino y femenino, que tomaron parte de la 42ª olimpíada de ajedrez en Bakú estuvieron por debajo de las expectativas de mejorar sus últimas actuaciones en Tromso 2014; ambos preclasificados N°26, ahora finalizaron, 32° (los varones) y 36ª (las mujeres), respectivamente.

Ayer en la última rueda, los maestros consiguieron doblegar 2,5 a 1,5 a Islandia; triunfo de Sandro Mareco y empates de Fernando Peralta, Federico Pérez Ponsa y Alan Pichot. En el balance sumó 6 victorias, dos empates (con Israel y Filipinas) y tres derrotas (EE.UU., China y Bielorrusia).

Foto: Carlos Ilardo
Foto: Carlos Ilardo

«El equipo hizo un buen torneo, pero no nos ayudó el fixture. No fuimos beneficiados con los rivales que nos tocaron. Muchos de los países que terminaron por encima nuestro no tuvieron la fuerza de los adversarios que tuvimos que sortear nosotros», señaló Diego Valerga, el capitán del conjunto de varones. En el mismo sentido, Federico Pérez Ponsa, que junto a Mareco y Pichot fueron los más regulares del equipo, contó: «Si bien quedamos en la tabla peor que en la olimpíada pasada (en Tromso Argentina finalizó 18°), no me queda claro que hayamos jugado peor. Y un dato más, en las 44 partidas que disputamos entre nuestros rivales hubo 31 grandes maestros».

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En tanto, el caso de las maestras argentinas es similar al de sus pares varones; les ganaron a los rivales que les tenían que ganar, y perdieron con los que eran superiores. Las maestras ganaron 5 encuentros, empataron tres (Italia, Bulgaria e Irán) y perdieron tres (Alemania, Georgia y Serbia). Preclasificadas N°26 finalizaron 36ª, con 13 puntos.

Ayer, en la 11ª rueda las chicas perdieron frente a Serbia. La joven Ayelén Martínez le dio la única victoria al equipo, ya que luego empató Carolina Luján y cayeron, Marisa Zuriel y Florencia Fernández.

«Fue un duro golpe perder el último match; de haberlo ganado tal vez ahora estaríamos hablando de una actuación histórica de la Argentina, por encima de cualquier otra de los últimos 25 años, pero no pudo ser. Estábamos ilusionadas, creíamos que nos merecíamos una mejor posición final, pero estas cosas suelen suceder en las competencias», contó Denise Carraro, la representante del Club Obras en el equipo femenino.

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