Unos huesos de morsa de 2200 años de antigüedad sugieren que las piezas del ajedrez de Lewis pudieron haber sido talladas en Islandia.
Desde el año 1884 se ha venido encontrando, en los alrededores de playa Garðafjara, en la costa sur de la península de Snæfellsnes, un gran número de cráneos y colmillos de morsa. Recientemente, gracias a la datación por carbono 14 de algunos fragmentos de estos restos óseos, sabemos que tienen una antigüedad de al menos 2200 años.
Los huesos encontrados de unas 50 morsas, la mayoría localizados en los últimos 50 años, hace presagiar a los biólogos que Snæfellsnes pudo ser el hogar de una colonia de morsas considerable antes de que Islandia fuera colonizada por el ser humano. Aunque hay alguna hipótesis anterior que indica que la concentración de los huesos descubiertos provenía de los restos del naufragio de un barco vikingo que llevaba los huesos de morsa a Europa.
Hilmar J. Malmquist, jefe del Museo de Historia Natural de Islandia, ha señalado en una entrevista al diario local Frettabladid que los cementerios de huesos de morsa también pueden explicar, incluso, las referencias a estos mamíferos en algunos topónimos islandeses, con lo que se arroja luz sobre el posible uso del marfil de morsa por los primeros colonos de Islandia.
El marfil de morsa, por ende, pudo haber sido usado por los vikingos tanto para su intercambio como para la talla de obras de arte. De hecho, uno de los ejemplos más famosos del marfil nórdico es el conjunto de piezas de ajedrez de Lewis, que se encuentran expuestas en el Museo Británico.
Estas piezas de ajedrez fueron halladas en Lewis, una de las islas de las Hébridas Exteriores, en el norte de Escocia, en el siglo XIX. Se trata de uno de los pocos juegos medievales completos de ajedrez que se ha encontrado, tallados en marfil de morsa y en dientes de ballena. El conjunto de las piezas de ajedrez de Lewis, por tano, son uno de los componentes más importantes del Museo Británico y, sin duda, uno de los más populares. Las torres son muy populares porque tienen forma de berserkers, o guerreros vikingos, sosteniendo sus escudos.
El origen de las piezas de ajedrez ha sido muy discutido desde su descubrimiento, pero las últimas conjeturas apuntan a que su origen es ciertamente islandés. El argumento que se expone es que sólo en Islandia las piezas que representan a los obispos eran llamadas así, “obispos”.
Las piezas “obispos” no fueron llamadas así en inglés hasta el siglo XVI, y en el resto de idiomas escandinavos y germánicos los “obispos” eran llamados “corredores” o “mensajeros”. Los “obispos” del conjunto de Lewis, sin embargo, se vestían como auténticos obispos con su atuendo ceremonial y báculo pastoral, lo que indica que el artesano que los talló pudo haber sido islandés.
Si los pobladores islandeses de esa época encontraron un gran stock de marfil de morsa en la propia Islandia, el tallado de obras de arte en este material pudo haber tenido una mayor oportunidad de desarrollarse, lo que apoya la teoría de que las piezas de ajedrez en realidad estaban talladas en Islandia.
Fuente: ocioycultura