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Hablamos con el director y los actores de «El jugador de ajedrez»

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El próximo 5 de mayo llegará las salas de cine la película española «El jugador de ajedrez», una historia de amor y supervivencia en un París invadido por nazis. El segundo largometraje de Luis Oliveros, protagonizado por Melina Matthews y Marc Clotet, presentado en el pasado Festival de Málaga y basado en la novela de Julio Castedo, también guionista del film, cuenta la historia de Diego Padilla un jugador de ajedrez que consigue llegar a ser campeón de España, pero que culpa de la Guerra Civil tiene que huir a París, ciudad ocupada por los nazis, con su mujer e hija.

Las historias de época es algo con lo que el director se siente muy cómodo y le agrada mucho contar: «Lo que empujó a hacer esta película es el guión. A mí me encanta contar historias de época, y esta lo es, y me encanta contar historias de gente normal en situaciones extremas, y también lo es, entonces lo tenía todo».

Además de contar una historia, Oliveros busca con esta cinta conseguir llegar a los espectadores de una forma que está más allá del puro entretenimiento: «Aunque no le puede gustar a todo el mundo, me gustaría emocionar, hacer pensar o, por lo menos, que la gente sienta algo. En caso contrario, lo que ha sucedido es que tus personajes no han conseguido llegar donde uno quiere, aunque el nivel de emoción de cada uno tiene niveles distintos».

Tal y como es la vida de las personas, con sus altos y bajos, momentos de amor acción o peligro, «El jugador de ajedrez» lleva al espectador por un viaje de emociones, situaciones y géneros que varían según la vida de sus protagonista va avanzando en la trama: «Este guion tenía todos los mecanismos para entretener, porque empieza como una comedía romántica, de repente se transforma en una especia de culebrón, luego se transforma en una película casi carcelaria y, al final, cuando no sabes por dónde va, acaba con un final sentimental, o más bien de sentimientos». El amor está muy presente en la cinta, aunque según el director: «No será un amor romántico, sino un amor universal, el amor como concepto, donde se incluye la amistad, el compañerismo, el amor de pareja más allá del chico conoce a chica».

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Durante el casting, el director confiesa que le gusta estar presentes en todo el proceso, y que no intenta imaginar a ningún actor en concreto, sólo las necesidades que tiene el personaje en cuestión: «Yo siempre digo que hay que buscar el actor que más se perezca a tu personaje, no que determinado actor consiga sacar adelante la actuación», a lo que añadió: «Vi a muchos actores, pero fue ver a Marc Clotet y vi que él era el actor, además justamente hizo la prueba con Melina y, de repente, vi que eran la pareja».

Melina recibió este guion como un regalo: «Yo venía de rodar como cinco o seis películas de terror, entonces cuando me ofrecieron una película donde no tenía que gritar y matar para mí fue un regalo», comentó la actriz entre risas. La inspiración y documentación para preparar un papel siempre es muy importante, pero al ser una película de época, aún lo es más. Tenemos la suerte de contar con personas que pueden explicar de primera mano el horror vivido durante esos años, recurso que le fue muy útil a Melina para profundizar en su personaje: «Al trata de la Guerra Civil y de la Segunda Guerra Mundial me pude inspirar en mis abuelos. Mi abuelo es español, por lo que vivió la Guerra Civil, y mi abuela es francesa y vivió en la Francia libre durante la II Guerra Mundial. Para mí lo importante era que alguien me contara el día a día de gente normal, no de héroes, y de cómo afrontaban el día a día».

El personaje de Marc Clotet, para el que tuvo que perder diez kilos, Diego Padilla, es un chico de clase media perteneciente a una familia culta  se exilia por culpa de la Guerra Civil Española y es maltratado por el régimen nazi tras ser acusado de espionaje, aunque tiene un motivo para resistir: «En el caso de Diego Padilla, el amor hacia una mujer y una hija le mueve a luchar con una mentalidad estratega y esperando un mañana en el que obtenga la libertad y pueda reencontrarse con su familia».

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La cinta será exhibida, además de en España, en otros países y, según sus protagonistas creen, puede ser interesante para un público más internacional: «Creo que a nivel exterior, este tipo de películas tienen tirón. Además la cinta está muy bien ambientada y la gente hace un viaje a ese París de los años 40, con lo que espero que guste. De momento, lo que hemos podido detectar en la gente que ve el tráiler es que todos se quedan con las ganas de ver la película». La cinta ha sido filmada, entre otras localizaciones, en Budapest, donde aún se conservan edificios con las marcas dejadas por la guerra: «Budapest mantiene todavía esa parte decadente, esto es lo que la hace auténtica y atractiva. No se debe borrar lo que vivimos para no olvidar lo ha ido pasando a lo largo del tiempo», explicaba Clotet.

Fuente: noticine

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