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El Islam y la prohibición del ajedrez

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Hace sólo un año, una de las autoridades más importantes de Arabia Saudí ha vuelto a reclamar la prohibición del juego.

Aunque la base coránica en la que se sustenta la enemistad radical entre las interpretaciones más radicales del Islam y el juego del ajedrez son realmente muy circunstanciales y, si se quiere, superficiales y débiles, lo cierto es que algunos sectores fundamentalistas siguen prohibiendo el juego del ajedrez.

Hace un año han sido clérigos recalcitrantes de Arabia Saudita los que han impulsado de nuevo la erradicación del deporte del tablero si bien, el mayor escándalo de los últimos cuarenta años lo protagonizó el imán Jomeini que lo anatematizó y prohibió nada más volver a Irán ha hecho 38 años el pasado mes de enero.

A finales de 1987 participé con un equipo de Televisión Española en la preparación y puesta en marcha de la cobertura, con largos directos finales, del Campeonato del Mundo de Ajedrez en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. En el combate, dos colosos, soviéticos todavía, el oficialista Anatoli Karpov y el «perestroiko» Gary Kasparov, debían decidir quién iba a ser el nuevo campeón del mundo, algo ajedrecísticamente esencial y políticamente decisivo.

Guionista del evento, conté con la ayuda de la maestría de periodistas especializados y ajedrecistas y teóricos del ajedrez de gran prestigio y valía. Mencionaré singularmente a Leontxo García, de Radio Nacional, TVE y El País, al que jocosa y cariñosamente llamábamos Peloncho, con el que tuve gran cercanía personal. También a Ricardo Calvo, un médico de la mejor tradición española, humanista, escritor, historiador del ajedrez y gran jugador. Con ellos aprendí muy poco de ajedrez, desgraciadamente y por falta de lucidez, pero mucho de la presencia de España en la configuración de este juego y de la psicología, muchas veces extraña, de los ajedrecistas.

Fue Leontxo García el que ya destacó en aquellos programas que llegaron a tener un inesperado y enorme éxito de audiencia, sobre todo, los tres últimos días de la gran batalla, la incomprensible relación de ciertas interpretaciones del Islam con el ajedrez. Concretamente, se refería repetidamente al Imán Jomeini, teócrata del Irán de entonces, como uno de los más enconados perseguidores del juego del tablero.

Ciertamente, en 1989, reconsideró su prohibición, pero dejó clara la hostilidad existente entre ciertas interpretaciones radicales del Corán y el ajedrez. Hace sólo un año, una de las autoridades más importantes de Arabia Saudí ha vuelto a reclamar la prohibición del juego. Naturalmente, los talibanes en Afganistán desde 1996 y, desde luego, el Daesh o Isis, lo han eliminado en los territorios que aún controlan. Esto es, el Islam más rígido vuelve a las andadas contra el juego que los musulmanes, muy señaladamente, difundieron en el mundo.

Santa Teresa de Jesús ensalzó el ajedrez

También otros, es cierto. Se cita poco que Santa Teresa de Jesús ensalzó el ajedrez hasta el punto de ser considerada patrona de los aficionados a este deporte en España desde 1944. En su Camino de Perfección puede leerse:

…cuán lícita sería para nosotras esta manera de juego, y cuán presto si mucho lo usamos, daremos mate a este Rey divino, que no se nos podrá ir de las manos, ni querrá. La dama es la que más guerra le puede hacer en este juego, y todas las otras piezas ayudan. No hay dama que ansí le haga rendir como la humildad.

Ciertamente, resulta claro que Santa Teresa conocía el ajedrez, pero no tanto si se jugaba en los conventos que fundó porque dice también poco antes:

Pues creed que quien no sabe concertar las piezas en el juego del ajedrez, que sabrá mal jugar, y si no sabe dar jaque no sabrá dar mate. Aun si me habéis de reprender, porque hablo en cosa de juego, no le habiendo en esta casa, ni habiéndole de haber.

De todos modos, Teresa de Ávila fue considerada en España patrona del ajedrecista aficionado desde el 14 de octubre de 1944, de mutuo acuerdo entre la Iglesia y la Federación Española de Ajedrez. Extrañamente, esta circunstancia no es mencionada por H. J. R. Murray en su monumental Historia del Ajedrez(1913), aunque sí, de manera indirecta, por Julio Ganzo en la más modesta suya (1973) y en otras.

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El ajedrez y sus enemigos

Pero no hay que ponerse «estupendos» por las buenas relaciones de España y/o Europa con el ajedrez porque su rechazo ha sido casi general durante épocas diferentes en distintas religiones y sociedades, las occidentales incluidas.

En una meritoria por lo prolija y minuciosa cronología del ajedrez publicada en Internet por Bill Wall, se mencionan los incidentes surgidos entre el juego de los escaques y las autoridades religiosas y políticas. Hagamos una relación:

-Año 655: El Califa Ali Ben Abu Talib, yerno de Muhammad, desaprueba el Ajedrez para los musulmanes si bien se había practicado normalmente desde el principio del Islam.

-Año 680: La 50ª regla de los canónigos, anterior a Aquisgrán, parecía prohibir el ajedrez si bien no la hemos encontrado.

-Año 690: El ajedrez fue prohibido en el Japón.

-Año 1005: El ajedrez es prohibido en Egipto por el tradicionalista fatimita al-Hakim (Tāriquil al-Hakīm, llamado bi Amr al-Lāh) y todos los tableros y piezas fueron incinerados.

-Año 1125: El ajedrez fue prohibido como depravación en algunas iglesias bizantinas por instigación de Zonares, un antiguo capitán de la guardia imperial bizantina. Curiosamente el emperador era un experto jugador.

-Año 1128: San Bernardo (1090-1153) prohibió a los Caballeros Templarios jugar al Ajedrez.

-Año 1195: El rabino de origen español Maimónides incluyó al ajedrez entre los juegos prohibidos en su comentario a la Mishná, pero Abraham Ibn Ezra redactó el reglamento de ajedrez existente más antiguo que se conoce, bajo el título de Haruzim.

-Año 1208: El Obispo de París, Odo, Odón o Eudes de Sully, prohibió al clero jugar al ajedrez.

-Año 1210: El Papa Inocencio III (1160-1216) fue acusado de haber escrito una moral de Ajedrez. Al parecer dijo en una ocasión que, si algún hombre jugaba al ajedrez y debían pelear en consecuencia y matar a su oponente, no sería homicidio.

-Año 1215: El ayuntamiento de Roma prohibió a los sacerdotes jugar al ajedrez.

-Año 1240: El Sínodo de Worcester en Inglaterra declaró que el ajedrez estaba prohibido.

-Año 1255: el Consejo Provincial de Béziers, región francesa de Occitania, declaró que el ajedrez era prohibido por el clero.

-Año 1310: El consejo de la ciudad alemana de Tréveris, Trier, prohíbe el ajedrez. Los posteriores sínodos de Mainz en 1316 y el concilio de Würzburg en 1329 mantuvieron el ajedrez bajo la prohibición clerical.

León X permitió definitivamente el juego

Y así sucesivamente, anatema de Savonarola incluido, se alternaron prohibiciones y bendiciones hasta el pontificado de León X que permitió definitivamente el juego del ajedrez. Curiosamente, en Rusia fue prohibido en 1555 por Iván IV, El Terrible, si bien luego el zar Pedro el Grande levantó su exclusión de los juegos legales. También en Alemania y otras partes tuvieron ocasionales prohibiciones posteriores.

La historia del ajedrez muestra, pues, que algunos elementos del juego – la violencia bélica latente y lúdica (que sustituye, por cierto, a la real), la pérdida de tiempo, la desatención de las obligaciones, la forma o estética de sus piezas, su destino para apuestas o lo que fuera -, no fueron admitidos de buen grado por las grandes religiones, incluido el budismo.

Por explicar alguna, aclaremos la posición que Maimónides adoptó en su Comentario de la Mishná que, junto a la Torá (el Pentateuco), que es la ley escrita del Pueblo Judío, es fuente de autoridad legal religiosa heredera de la tradición oral. Murray explica que Maimónides (1155-1204), incluyó, en la sección Sanedrín, iii. 3, el ajedrez entre los juegos prohibidos cuando fuese jugado por dinero, añadiendo que los jugadores de ajedrez profesionales eran poco dignos de credibilidad.

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También, aunque la leyenda negra de la Inquisición española arroja leyendas cuestionables en el uso del ajedrez, no se pierda de vista que fue con los Reyes Católicos cuando un grupo de eruditos valencianos inspirados en la reina Isabel introdujeron la definitiva configuración de la dama en el ajedrez moderno. Dicho de otro modo, la persecución inquisitorial del ajedrez en España no está bien documentada.

‘Juego del ajedrez’ (1555)

En la actualidad, el ajedrez no está prohibido en la inmensa mayoría de los países. En 1996, la Junta de Educación de Salt Lake City, Utah, Estados Unidos, votó la eliminación de los clubes de ajedrez, entre otros, pero lo hizo para impedir la aprobación de otros clubes considerados hostiles a sus creencias, como los clubes de gays y lesbianas.

De hecho, la Federación Internacional de Ajedrez aglutina hoy a 188 países, entre ellos, casi todos los musulmanes. Incluso la China comunista, donde se prohibió el ajedrez durante un tiempo, cuenta hoy con grandes ajedrecistas, muy especialmente mujeres,como en el Irán actual.

El Corán y el ajedrez

La interpretación radical de El Corán en el Islam parece hoy el único obstáculo para el ajedrez, juego nacido en India, llegado a Persia y desde ahí, extendido a todo el mundo en la baja Edad Media con los musulmanes como intermediarios.

Si bien es curioso que algunos cristianos como san Bernardo considerasen al ajedrez como fuente de placer sexual (los freudianos le atribuyeron relaciones con la masturbación), es cierto, como siempre ha subrayado Leontxo García, que, en el siglo XX, ha sido el islamismo radical el impulsor de la hostilidad hacia el juego que ya reconociera Alfonso X el Sabio en su Libro de los juegos: acedrex, dados e tablas: ordenamiento de las tafurerias, en el que, por cierto, aparecen numerosas imágenes de musulmanes/mudéjares jugando al ajedrez.

Fue el ayatolá Jomeini quien resucitó la animadversión al ajedrez tras su vuelta a Irán en 1979. En 1981, tras decir que «el ajedrez es un juego diabólico que perturba la mente de quienes lo practican», se prohibió. Es más, argumentó que el ajedrez no era bueno para los guerreros islamistas que debían relajarse montando a caballo, tirando con arco y acostándose con mujeres. El acoso al ajedrez provocó algunos exilios de grandes jugadores y una réplica intelectual que motivó el cambio de criterio del imán iraní, admitiendo al ajedrez entre los juegos lícitos,

Posteriormente, los talibanes afganos prohibieron de nuevo el ajedrez durante su etapa de gobierno, lo que no es extraño teniendo en cuenta sus comportamientos anticivilizados y bárbaros en materia de arte con la destrucción de monumentos milenarios. Según Leontxo García, sigue prohibido en las zonas de Afganistán que dominan. Hoy siguen sus pasos los fieles del Estado Islámico en los territorios que controlan en Irak y Siria.

Lo realmente pernicioso fue la extensión de una persecución, e incluso torturas, para los jugadores en un país en el que el ajedrez se impartió como asignatura en los colegios durante la ocupación soviética y tenía en 1994 alrededor de 20.000 ajedrecistas activos. En la Olimpiada de Elistá (Rusia), los afganos sólo pudieron llegar en la tercera ronda, «tras una odisea de viaje por tierra. Les hicimos un largo pasillo para aplaudirlos mientras se acercaban a su mesa». Lamentablemente, hoy siguen sus pasos los fieles del Estado Islámico en los territorios que controlan en Irak y Siria.

La sorpresa vino hace un año, enero 2016, en Arabia Saudita. Abdul Aziz ibn Abdullah, un prestigioso muftí o jurisconsulto, lanzó un furibundo ataque contra el juego de ajedrez rescatando un edicto de hace 40 años que no se cumplía. En un programa de la TV saudí, el líder musulmán calificó al juego de «antirreligioso y que conduce al odio entre los jugadores». Además, sentenció que «impide asistir a las plegarias diarias» y que «promociona la adicción al juego; lo que es una manera de ganar dinero sin merecerlo».

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Otras perlas del muftí han sido: «Hace pobre al rico, y rico al pobre. Crea hostilidad y hace malgastar el tiempo», algo que ni la ciencia ni la experiencia avalan. Añadió el predicador saudita que el ajedrez conllevaba apuestas de dinero, expresamente prohibidas por el Corán. Pero las apuestas son hoy normales en Internet y se aplican a todos los deportes.

Igualmente condenó la presencia de imágenes, prohibidas asimismo en el libro sagrado musulmán, sin hacer mención de que los ajedreces musulmanes sustituyen la cruz del Rey por la media Luna y que muchos no tienen caballos ni figuras reconocibles como piezas.

Culminó sus peroratas sentando que «el ajedrez es obra de Satanás», algo ya esbozado por Jomeini. Para hacernos una idea de su integrismo, también es partidario de seguir prohibiendo que las mujeres puedan conducir. De hecho, desprecia con su actitud siglos de relaciones y aportaciones mutuas entre el Islam y el ajedrez.

Pero, ¿dice algo El Corán sobre el juego del ajedrez?

Nada, si bien ya existía en tiempos de Mahoma. Sólo se refiere a los juegos en general. En el tiempo en que Mahoma necesitaba fortalecer su poder político, trataba de evitar la confraternización de los musulmanes y sus convecinos de otras religiones. Para ello, cuenta el estudioso Juan Vernet, «restringe (pero no prohíbe) el consumo del vino y de los juegos de azar, con lo cual limita indirectamente la asistencia de los primeros a los lugares públicos en los cuales podían oír habladurías y críticas contra su política».

En el caso de los niños, el juego era indiferente incluso aunque se practicara con muñecos. Sin embargo, «el de los adultos se prohíbe si lleva consigo la apuesta de bienes» y por eso, las pérdidas debidas a un fracaso comercial son lícitas, pero no las originadas por los juegos de azar».

¡Oh, los que creéis! Ciertamente, el vino, los juegos de azar, las piedras de altar [los ídolos] y las flechas adivinatorias, son cosas abominables hechas por Satanás. Por tanto, absteneos de ellas, quizás así triunféis. [Sura 5, 90, (La Mesa)].

Este es el texto más utilizado, y casi el único, contra el ajedrez que debe ser identificado como un juego con apuestas para ser estigmatizado.

Pero el juego y el vino aparecen mezclados en diversos versículos que van, prosigue Vernet, desde aquellos en que se aprueba la bebida hasta los que suponen una franca restricción. O sea, que caben bien diferentes interpretaciones. De hecho, en Las mil y una noches aparece el ajedrez y los premios obtenidos por los ganadores. Igualmente, hay escenas en las que jóvenes muchachas juegan a la luz de la luna.

Contra la interpretación forzada del Corán que conduce a la prohibición del ajedrez, hay toda una historia de inteligente competencia, de transmisión de conocimientos, de enriquecimiento mutuo y de posible convivencia de civilizaciones de la que Alfonso el Sabio, el Alcázar de Sevilla y su escuela de traductores fueron, son y serán, siempre, el primer paso inacabado. No en vano, el ajedrez, juego superior para nuestro Rey, es devoto del seso, del cálculo y la estrategia, no de la suerte ni de la combinación de ambos. En ese camino querríamos estar, pero aún no lo estamos.

A lo mejor lo que molesta del ajedrez, ya sólo al Islam radical afortunadamente, es precisamente el seso, el juicio, el cálculo, el estudio y la inteligencia, los necesarios para practicarlo y los precipitados de la experiencia de las batallas incruentas del tablero de 8 x 8, sus 32 piezas y sus reglas de juego.

Fuente: libertaddigital

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