Estados Unidos.- El Campeonato Mundial de Ajedrez se está llevando a cabo en este momento entre un noruego y un estadounidense. Hasta el cierre de este articulo el empate entre ambos se mantenía.
El actual campeón del mundo, Magnus Carlsen, está jugando contra el No. 2 mundialmente clasificado, el Gran Maestro estadounidense Fabiano Caruana. He aquí por qué debería importarte:
Esta es la primera vez en más de cuatro décadas que un ciudadano de los Estados Unidos compite por el título mundial.
El contendiente es un joven y prodigioso Brooklynita estadounidense de origen italiano que, en muchos aspectos, encarna perfectamente el espíritu estadounidense. Caruana se crió en Nueva York, pero se mudó a Italia a una edad temprana para seguir una carrera profesional de ajedrez. Jugó para la federación italiana durante 10 años antes de volver a competir bajo la bandera de los Estados Unidos. La historia de Caruana es emblemática de lo que define la cultura estadounidense: una acogida de talentos de diversos orígenes. El equipo de la Olimpiada de los Estados Unidos refleja de manera similar esta diversidad, ya que sus dos mejores jugadores después de Caruana nacieron en otros países.
La carrera por el campeonato de Caruana es paralela al partido por el campeonato mundial de hace 46 años, cuando otro joven novato de Brooklyn compitió por el título. Fue entonces cuando Bobby Fischer, polarizado eléctricamente, arrebató icónicamente el título de las garras de hierro de la hegemonía de ajedrez soviética. Durante ese tiempo, el ajedrez era una medida esencial por la cual la Unión Soviética afirmaba la superioridad ideológica del comunismo sobre el capitalismo. El juego de 64 cuadrados fue visto como una expresión simbólica tanto del dominio intelectual como del estructuralismo centrado en el estado.
Los soviéticos eran los Goliat, una máquina de ajedrez agregada que inexplicablemente producía Grandes Maestros cada vez más fuertes; Estados Unidos, representado únicamente por Fischer, era claramente el más débil. Fischer no se suponía que debía ganar. Sin embargo, en una muestra de brillantez sin precedentes, el solitario estadounidense triunfó.
El triunfo de Fischer revitalizó una ola de patriotismo en toda la nación
Como prueba de su logro, el ex presidente Nixon y luego el asesor de seguridad nacional Henry Kissinger llamaron a Fischer para ofrecer sus felicitaciones personales. Aunque, en retrospectiva, las tensiones de la Guerra Fría ya habían sido mitigadas por una distensión sistemática, la asquerosa aniquilación de los soviéticos por parte de Fischer colocó un clavo enfático en el ataúd soviético.
En los tiempos modernos, la tensión política se ha evaporado en gran medida del juego. No hay una «Guerra Fría» análoga, ninguna maquinación proporcional de los gobiernos nacionales, ningún drama adicional que aporte un significado agregado al partido. Aquí, el juego es, en su esencia, puramente un concurso individual, pero aún podemos apreciar los matices históricos del evento.
A pesar de que el ajedrez ya no es el eje de las agendas ideológicas, aún tiene un significado simbólico. Estados Unidos está subiendo constantemente en el ranking internacional. Una causa importante de esta ascensión es nuestra disposición a adoptar jugadores extranjeros y, a la inversa, su deseo de competir por Estados Unidos.
Esta integración es una faceta idiosincrásica de la sociedad estadounidense, y debe celebrarse. Es característico de los Estados Unidos encontrar fuerza en la heterogeneidad, cultivar una cultura donde nuestros talentos únicos se acentúan y desarrollan a través de la diversidad.
Actualmente, el partido está bloqueado 5.5-5.5 después de once juegos. Hay un juego más que queda en el juego de doce juegos, con la pelea final programada para el lunes 26 de noviembre. El campeonato se lleva a cabo en los EE. UU., Pero puedes encontrar fácilmente resultados y actualizaciones en The Guardian o Chess.com.
Así que durante esta temporada tómate un descanso de tu juego de fútbol de vez en cuando. Mira el Campeonato Mundial de Ajedrez, anima a Fabiano Caruana, ¡e incluso puedes jugar un par de juegos tú mismo! El monopolio es desde hace mucho tiempo el juego de mesa de vacaciones más polémico, pero personalmente confieso que el ajedrez es más fascinante y más exasperante.
