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El pueblo alemán del ajedrez, candidato a patrimonio de la Unesco

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Postal histórica que recrea la relación del ajedrez con Ströbeck.

La pequeña localidad alemana de Schachdorf Ströbeck, llamado el pueblo del ajedrez –perteneciente al municipio de Halberstadt- aspira a convertirse en patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco.

Ha sido incluido en el listado alemán para optar al galardón ya que se quiere salvaguardar su legado unido al más que milenario juego.

Escudo de Schachdorf Ströbeck, en la entrada de la localidad

El escudo del pueblo es, precisamente, un tablero de ajedrez. Apenas cuenta con algo más de mil habitantes y se encuentra en el estado de Sajonia-Anhalt, que pertenecía a la República Democrática Alemana (RDA) antes de la unificación en 1990. Precisamente, en la etapa comunista es cuando más se impulsó la relación de la localidad con el juego e incluso uno de sus hijos ganó el campeonato de ajedrez rápido, blitz en alemán, de la extinta RDA.

Su relación con el juego se inicia cuando el obispo Arnulf de Halberstadt, quien ejerció su mandato de 996 al 1023, había encarcelado al noble Gunzelin de Kuckenburg (965-1017) quien durante sus ocho años de cautiverio enseñó a sus guardianes el juego y de ahí pasó a los agricultores y resto del pueblo. La primera cita escrita del hecho es de 1515.

La tradición siguió con un escrito del duque Augusto II de Brunswick-Lüneburg (1579-1666), alias Gustavo Selenus, nombre con el que escribió su libro ‘Ajedrez o juego del Rey’ en 1616, donde dedica un capítulo entero a Ströbeck. En el siglo XIX, numerosos artículos periodísticos citan a la localidad donde se crea su club local de ajedrez en 1883.

Fachada de la escuela de ajedrez Emanuel Lasker.

Ya en el siglo XX, en concreto en 1913, el libro ‘Una historia de Ajedrez’ de Harold Murray (1868-1955) -que fue el primero en citar el origen de India en el juego- menciona también la ciudad alemana.

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Entre las curiosas costumbres locales unidas al juego se encuentra la que cuando un jugador local podía verse en una celada en la partida, los espectadores asistentes podían decir ‘Vadder, mit rata!’ en el dialecto local, ‘Padre, ten cuidado’.

Otra costumbre era que cuando alguien pretendía casarse con una mujer nacida en el pueblo debía jugar una partida con el alcalde. El actual regidor, Jens Muller, del socialdemócrata SPD, señala que desde 2011 no ha tenido que disputar ninguna partida, entonces ganó la última y el novio debió donar 70 euros al club de ajedrez local.

Su escuela pública toma el nombre del único campeón mundial de ajedrez alemán, Emanuel Lasker (1868-1941) es la única que enseña ajedrez de forma oficial en todo el país pero fue cerrada en 2004 por no cumplir los mínimos legales de alumnos requeridos.

Además la localidad alberga desde 1991 un Museo del Ajedrez, el único en Alemania, con entrada de 3 euros y que cuenta con exposiciones temporales y conferencias durante todo el año, lo gestiona actualmente Kathin Baltzer. Del mismo modo, también se disputa en el mes de mayo y desde 1960, un torneo que incluye una partida de ajedrez viviente donde los vecinos se visten con ropas medievales. Hasta el bar del centro de la localidad tiene motivos ajedrecísticos.

Los vecinos confían en que la posible declaración de la Unesco sirva para evitar el despoblamiento de la localidad y un mayor apoyo financiero gracias a su vinculación con el juego.

Fuente: periodistas

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