Escrito por Yuri Machuca (hijo)
Mi papá es nacido en Lima en 1944. Con el tiempo se hizo huaracino, por que nos mudamos poco después del terremoto, pero siempre se sintió Chiquiano. De allí era su mamá. Murió a los 76 años.
Aprendió a jugar ajedrez en Lima y tuvo varios torneos nacionales y regionales en su haber.
Su logro más reconocido fue clasificar después de derrotar a Julio Granda Zúñiga (9 años) y en ese tiempo El Comercio publicaba noticias periodísticas de ajedrez. La primera página decía: “Huaracino Machuca hizo llorar a Granda”. Mi abuela guardaba esas noticias. Era el tiempo donde en el Perú se publicaban noticias de ajedrez como en toda sociedad respetable.
En realidad su mayor logro, no fue deportivo. Fue un difusor del juego. Es difícil, casi imposible , que un jugador de ajedrez en Huaraz, del 70 al 2020, no haya alternado con él.
Fue fundador de diferentes clubes, impulsor del ajedrez en clubes y centros laborales, propulsor de múltiples academias.
La última de las cuales llevaba como lema: “Lo que aprendí sin pagar, lo enseño sin cobrar”.
Finalmente, después de su partida, yo que fui su primer alumno, he vuelto al tablero a pesar de mis límites de tiempo y trato de impulsar su legado.
Sobre la Biblioteca de César Machuca
Como todos, mi padre se formó de ejemplos. En el club donde aprendió a jugar ajedrez, el maestro José Andrés Pérez ( si mal no recuerdo) le mostró su biblioteca:
En este lado, no encontrarás un libro de ajedrez. Si encuentras te lo llevas. En este otro lado, solamente encontrarás ajedrez. Si hay uno diferente, te lo llevas.
Nosotros fuimos una familia económicamente de clase media baja. Donde la cultura tendía a ser de élite. Los hijos crecimos entre libros. De todos los temas. Teníamos las publicaciones de mosca azul. Literatura peruana. Había en casa el Quijote en 40 revistas-tomos. Con ilustraciones de Dalí. El tesoro de la Juventud. Temas poco afines como fútbol, teníamos un libro. Uno que cubría la historia desde los juegos aztecas hasta el Mundial del 70 que estaba por empezar en el momento de la publicación. Los Siete Ensayos. Sartre. Poesía Peruana. Cuentos Ancashinos. Mitología universal. Sexología de Denegri. Martha Hildebrant. Humorismo de Sofocleto. Ya mayor incluso llegó a mis manos Alan García con su libraco “Pizarro, el rey de la baraja”.
Los libros de ajedrez eran otro capítulo. El más manoseado era el del match del siglo. Con artículos y todo el camino de Fischer hasta Reykjavik. El Interzonal de Portoroz, Grau, Nimzovitch, Bronstein, Pachman, Paul Benko etc etc. Cuando terminé la universidad pude enviar paquetes de libros a casa. Y me llevé de 20 en 20 kg. todos en ruso. Ingeniería mecánica y ajedrez. Algunos cuentos en ruso para mi hijo. Un poco de literatura rusa para su mamá. Era una habitación entera dedicada solo a libros. Cuando ya me había venido a EE.UU., una noche hidrandina nos dejó sin energía y mi papá se quedó dormido con la vela prendida y se acabaron tantos años de papel. Lo que no acabó el fuego, lo acabaron los bomberos. Aún así, algunos libros he podido rescatar. Cada vez que regreso, todavía recupero algo. Hay muy buenos restauradores de libros allá.
Adjunto una carta que le escribí cuando ya no podía leerme:
Carta a Machuquita:
Estoy muy metido otra vez en el ajedrez. Nunca lo había abandonado en realidad, pero otras aficiones u obligaciones me tenían viendo mi tablero de lejos. La última vez que me pasó esto, fue después del sexto ciclo de la universidad. Para empezar el séptimo , nos dimos cuenta que hasta ese momento, la facultad había purgado a sus voluntarios. Solo habían quedado los capaces…y yo. Me aceptaron de lo terco que me puse para aprobar los cursos. Del séptimo para adelante la universidad fue aplicación de las torturas sufridas en los seis primeros ciclos. Me apareció el montón de tiempo que me había faltado durante los cuatro primeros años. Y aparecí una tarde en club de ajedrez de Minsk. Al tiempo me hice jugador de primera y a mi retorno salí campeón en el torneo de Huaraz. De allí para adelante empezó el trabajo. Y desde ese lejano 1996 hasta ahora, vuelvo a revisar partidas y leer noticias de ajedrez. Cada vez que encuentro algo interesante, extiendo casi por reflejo mi mano al teléfono para compartirtelo viejo. Lo que te pierdes Machuquita!!! Vieras como juegan los niños de 13 años!!! Si supieras que hay un loquillo de 19 que dicen hace trampas!!! El gran maestro Illescas le ha dedicado 8 horas de vídeos y análisis al tema. Hasta el New York Times le hizo un artículo entero. Emilio se fue a jugar otra olimpiada. Se jugó un partida hermosa que gana, y recibió una clase de aperturas el día anterior. Ya sabes como es esto. En una ronda enseñas y en la otra aprendes. José, te acuerdas de él? Se hizo Gran maestro. Lo vi en el Interuniversitario en Virginia. Está jugando de maravillas!!! Me encontré en Lima con su mamá, cuando viajaba a ver un torneo, que ahora que te lo cuento, te recuerdo que lleva tu nombre. Te acuerdas de la trilogía de Don Abram Roizman? Los que se quemaron ? Pues los encontré en manos de un coleccionista en la Siberia. Y el otro ? El de Nezhmetdinov? También lo encontré pero en Chicago. Los veo y los reviso y casi por instinto me da por llamarte, pero hoy preferí escribirte. Hoy que juegas de memoria, te vuelvo a recordar. Y te extraño cada vez que leo. |
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