EUROPA PRESS.- La organización no gubernamental Ajedrez Sin Fronteras ha desarrollado un programa especial para refugiados sirios asentados en el campamento de Azraq, en Jordania, una iniciativa destinada a ayudar a mayores y pequeños a iniciarse en este apasionante mundo y también a transmitirles que «no están solos en esta tragedia».
Así lo ha explicado a Europa Press Álvaro Van den Brule, el presidente y fundador de Ajedrez Sin Fronteras, que ha desglosado la labor que esta ONG ha estado desarrollando durante una semana en marzo en Azraq para acercar este «arte-ciencia» a los adultos y los niños, incluidos niños con discapacidades, con el apoyo del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
«En un primer paso, se ha intentado, habida cuenta de la brevedad de la intervención (una semana), una inmersión general con clases teóricas y análisis posicional para los adultos», ha señalado. El programa ha contado con la participación de dos entrenadores, Van den Brule y la psicóloga Alba Piay, y Daniel Rivera y Pablo Garcia, dos maestros internacionales, la categoría equivalente al máximo magisterio ajedrecístico.
En el caso de los niños, Van den Brule ha indicado que la ONG ha planteado «una aproximación a través de un formulario» y con un libro elaborado por la Escola Xadres Pontevedra para «corregir errores y promover un pequeño paso adelante en conocimientos básicos».
TAMBIÉN PARA CHICOS CON DISCAPACIDADES
También ha trabajado con niños con discapacidades en Azraq, donde hay «un gran número de afectados por patologías curables en condiciones de normalidad y de otros cuyas secuelas obedecen a situaciones de shock traumático», con el apoyo de la Federación de Deportes de la ONCE, que ha aportado material específico.
Ajedrez Sin Fronteras planea volver en septiembre y octubre al campo jordano para desarrollar un taller de artesanía y de reciclaje de ajedreces y conceder títulos a entre «dos y cuatro» jugadores que los maestros consideren que tienen una preparación previa «idónea». Se trata, según Van den Brule, de «rematar la faena» iniciada con el programa de marzo.
La organización tiene como objetivos en Azraq aportar con una «acción directa», tanto humana como material, «una presencia cómplice», una «ocupación» y un «entretenimiento en «los largos días de vacío», además de dotar a los refugiados de «titulaciones que les faculten en el medio plazo para ser enseñantes», darles talleres de reciclaje y fabricación de ajedreces artesanales para que «puedan obtener algo de circulante» y, de paso, «crearles la conciencia de que hay mucha gente pensando en ellos y actuando». «En definitiva, que no están solos en su tragedia», ha subrayado.
«UN ESPACIO DE FELICIDAD EN MEDIO DE UNA PESADILLA»
Van den Brule ha asegurado que la experiencia en el campo de refugiados sirios en Jordania ha superado «todas las expectativas» de Ajedrez Sin Fronteras por la respuesta «masiva» de los refugiados. «Nos hemos visto desbordados en ocasiones los cuatro maestros intervinientes y, desde mi punto de vista, hemos creado un espacio de felicidad en medio de una pesadilla», ha relatado.
En este sentido, ha subrayado que el ajedrez, «con el tiempo y la práctica», «aporta serenidad y un buen juicio sobre lo que ocurre, que al fin y al cabo es la base» de la «experiencia vital». «En aquellos lugares en los que esperar el futuro requiere un ejercicio de paciencia enorme, como es el caso de las cárceles y campamentos de refugiados, creo que el ajedrez es una herramienta reconfortante por las posibilidades creativas y como secante de las horas de vacío, que son muchas y muy pesadas», ha contado.
Campo de refugiados de Azraq, en Jordania.
Van den Brule ha hecho hincapié en que el ajedrez, que él define como un «arte-ciencia», permite, «a través del ejercicio de análisis e introspección», «negociar mejor los contratiempos del destino y situar a los afectados por la lotería adversa en un plano de aceptación de su sino, que no de resignación». «Para bien, como en la vida, perder una partida de ajedrez enseña mucho más que ganarla, aunque, obviamente, no deja de ser una enseñanza muy dura», ha destacado.
El presidente de Ajedrez Sin Fronteras ha explicado que «la precariedad» estuvo presente en los primeros pasos de la ONG, unos inicios que se caracterizaron como «un acto voluntarista y de compromiso social con los más desfavorecidos al ver en muchas ocasiones las diferencias tan brutales entre los países desarrollados y los que están a remolque de los intereses de estos».
En esa primera época, la organización tuvo que recurrir a créditos y «préstamos de particulares» para desarrollar su labor pero en la actualidad se financia por medio de una plataforma de financiación colectiva (www.migranodearena.com) y busca el respaldo de «filántropos en el ámbito privado».
«También ofrecemos la posibilidad de apadrinar íntegramente el coste de apertura de una escuela de ASF a aquellos que puedan hacer ese desembolso a cambio de contrapartidas publicitarias insertas en los contenedores, prefabricados o jaimas donde impartimos las clases», ha afirmado.
Van den Brule ha afirmado que la situación financiera de la ONG «se ha ido invirtiendo paulatinamente» aunque «dista mucho de ser óptima» porque «la tarea es ingente y el incremento de las llamadas guerras asimétricas está creando un éxodo sin precedentes ante el que la respuesta política deja mucho que desea». «Soluciones hay, lo que no hay es imaginación», ha advertido.
UN DEPORTE SANADOR DESDE ANTIGUO
Sobre la importancia y el valor histórico del ajedrez, ha recordado que tiene «un recorrido de cerca de 4.000 años, según las últimas dataciones de los arqueólogos chinos» y ha destacado que «todas las culturas y civilizaciones pretéritas han bebido de sus fuentes».
«Cuando hablamos de un ajedrez artístico, nos estamos refiriendo a las innumerables proyecciones de las que es susceptible desde la propia creación del practicante y de la enorme imaginación que demanda el propio juego», ha dicho.
El ajedrez, a su juicio, también tiene carácter «científico» por «la transversalidad que ofrece como herramienta de análisis extrapolable a cualquier área del conocimiento humano». Van den Brule ha destacado el caso de Rusia, que incluye el ajedrez en su sistema educativo como una «asignatura obligatoria». «De esa educación se han derivado docenas de premios Nobel cuyo lugar común era la práctica del ajedrez», ha señalado.
En relación al futuro inmediato de la ONG, el presidente de Ajedrez Sin Fronteras ha afirmado que este año inaugurarán dos nuevas escuelas en Tanzania, en colaboración con las organizaciones África Directo y Born to Learn, y regresarán a trabajar a Azraq en septiembre y octubre, entre otros proyectos.